Bely Basarte ha publicado hace unas semanas su nuevo trabajo tras meses de espera por culpa de la pandemia. Con “El camino que no me llevó a Roma” la cantante nos muestra su evolución musical, dándonos temas con un sonido diferente al que vimos en su anterior disco. Gracias, también, a la producción de Garabatto, escuchamos un estilo distinto al que nos tenía acostumbrados. En su segundo álbum, después de “Desde mi otro cuarto” (18), nos encontramos once pistas que narran un relato, por tanto, le da un valor especial para quien lo escucha entero.
El nuevo álbum de la cantautora madrileña nos hará pasar por todas las emociones posibles, como veremos a continuación, y nos llevará a sonidos desde el pop más tradicional hasta una nana con toques flamencos, pasando por un pop más electrónico y oscuro. Para poder descubrir más sobre este trabajo, vamos a sumergirnos en su historia.
Su primera canción, y el primer single promocional del disco, es “Roma”, una canción más pop. Es un sonido más parecido a su anterior disco, que narra una historia de amor sobre una pareja que está empezando su relación. A partir de aquí, dejamos a un lado el género que nos tenía acostumbrados la artista madrileña y nos sumergimos en un pop más electrónico. Con “I Love You” vemos que esta relación idílica que nos habían presentado al principio se empieza a desvanecer, ya no es lo que era antes. A pesar de querer estar con su pareja, la paciencia se le empieza a agotar. Aquí es cuando la historia empieza a torcerse, en su tercer tema. En “Espiral”, nuestra protagonista ya no quiere estar con esa persona al lado, pero no sabe cómo huir de esta relación. Es un sonido más oscuro que nos hace prever que esto va a ir a peor.
Y nos encontramos con el primer interludio “Tienes decidido, a pesar de todo, irte”. Empieza con la melodía de la anterior canción y un eco de una discusión que va creciendo hasta un último grito y después, silencio. Vemos que ha tocado fondo, pero hay una mínima esperanza, ya que suenan levemente los acordes de “Flores y vino”, canción que vendrá más adelante, pero, para llegar a ese punto, nos queda parte del camino. Al final de la pista ya se empieza a incluir un adelanto de la que le sigue, “Me va a doler”, cerrando este interludio de forma brillante.
La historia continua con “Me va a doler”, una canción mucho más pop que las tres anteriores, pero que tiene la letra más dura de lo que llevamos de disco. En esta canción se refleja el dolor de lo que está pasando, a pesar de que ella no asume del todo que se ha terminado, sí que sabe que esto le va a doler eternamente. Después de esta viene la que, en mi opinión, es la mejor canción del álbum, y de su corta carrera musical, “C’est la vie”. Con este tema, la protagonista se da por vencida y asume su derrota sobre continuar con la relación. Un sonido de pop electrónico, producido entre ella y Garabatto. Fue la primera que escribió de todo el disco y la artista le tiene un cariño especial. Acaba con una frase contundente (“si decides visitarme quédate… lejos de mí”) que no da lugar a dudas: la relación se ha terminado.
Y con ello pasamos a la siguiente pista que incluye la única colaboración del disco, a cargo de dos de los raperos más importantes de nuestro país, Natos y Waor. En “Acércate” encontramos un pop electrónico muy oscuro, más crudo, que empasta a la perfección con las voces de Bely y los dos raperos madrileños. En esta canción, nuestra protagonista está totalmente perdida, su mayor enemigo es ella, necesita salir de este bucle en el que solo encuentra dolor.
Si el primer interludio se resolvió de forma brillante, este no iba a ser menos. En “Que ni para odiarle se me da licencia” solo encontramos un mensaje en el buzón de voz que deja la protagonista a su expareja. En este reconoce que está rota porque pensaba que él iría a verla de una forma u otra y que no ha sido así. Cuando termina el mensaje, se da cuenta de que ahora sí, esto ha acabado. Se escucha a sus gatos maullar y a ella coger y rasgar algunas notas en su guitarra que dan paso al siguiente tema.
El principio del fin lo inicia “Sin venganza”, un tema que empieza cantando la artista con su guitarra sola, como en el interludio. En la letra vemos como ella admite por primera vez que con su relación no estaba bien y le dice ‘no vuelvas nunca más’. Es la canción más desnuda del disco, ya que incluye muy pocos elementos musicales, esto la dota de mucho más sentimiento por parte de su voz. Y de aquí pasamos a “Flores y vino”, aquella canción que sonaba en el primer interludio, el final del camino se acerca. Es una nana con tonos flamencos, con una guitarra española que va marcando todo el compás de la canción. En el penúltimo episodio de esta historia, ella quiere dejar de llorar, se está empezando a valorar como merece, está saliendo del pozo en el que se había metido. Y, por último, llegamos a “San Pedro”, el final de este camino. Volvemos a una canción de pop, más cerca de lo acústico, que desprende una sensación de paz y tranquilidad. La protagonista se ha encontrado a sí misma, vuelve a ser la de antes, pero más fuerte. Gracias al camino ha aprendido a sobreponerse de este duro golpe.
La historia del disco trata sobre el renacer, de hacer ver que no todo acaba con un final feliz y que los caminos suelen ser difíciles. Y en la situación en la que nos encontramos, es algo que todo deberíamos saber, que, a pesar de todo lo malo que pueda pasar, siempre hay una salida. Es una obra para escucharla entera e ir descubriendo algunas relaciones más en las canciones. La cantautora madrileña ha expresado que este disco lo ha escrito en su mejor momento y, a la vez, en el peor que ha pasado nunca. Esto se puede ver reflejado tanto en las letras como en la historia.
Con este segundo disco de estudio, Bely Basarte consigue desprenderse, por fin, de ser “la chica que hace covers en Youtube”. A pesar de que, con su primer álbum, “Desde mi otro cuarto”, ya intentó deshacerse de esta etiqueta, con “El camino que no me llevó a Roma” lo ha conseguido totalmente. La evolución musical es notoria, ya no tenemos solo canciones de un pop más comercial, ni canciones que cuenten su propia historia, tenemos un disco que narra su historia a partir de todas las canciones y que nos llevan a disfrutar de diferentes sonidos. A veces, para superarse hay que arriesgar, y, sin lugar a duda, ella lo ha hecho.
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