El caso de Belly resultó algo curioso, dentro de la fructífera escena musical surgida en la década de los 90 a ambos lados del Atlántico. Su sonido era relativamente accesible y se acercaba al facturado por algunas bandas británicas, situándose en algún punto intermedio e indeterminado entre Echobelly, Cocteau Twins y Sleeper. Pero resulta que el grupo venía de Estados Unidos, concretamente de Boston, y además era el proyecto de Tanya Donelly, que anteriormente había formado parte de Throwing Muses y The Breeders. Un cúmulo de circunstancias que motivó que, con frecuencia, la formación viese su nombre asociado al Riot Grrrl, aunque su agresividad fuese sensiblemente menor que la de formaciones representativas del movimiento como Bikini Kill, Sleater-Kinney o las propias Throwing Muses comandadas por Kristin Hersh. En cualquier caso el grupo dejo un reputado recuerdo, con dos discos bien medidos y acertados como fueron “Star” (4AD, 93) y “King” (4AD, 95), y seguramente también gracias a la reputación intachable del sello 4AD que les amparaba.
Veintitrés años después de su último trabajo y, tal y como suele suceder como consecuencia lógica de una feliz gira de reunión, el cuarteto presenta ahora el que es su retorno discográfico. Las consecuencias del tercer larga duración del combo se enmarcan dentro de lo esperable en este tipo de renacimientos, y contiene alguna canción acertada y capaz de reverdecer laureles (“Mine”, “Faceless”, “Army Of Clay”, y sobre todo, “Shiny One”), junto a mayoría de piezas tirando a inocuas. El estilo de Donelly y compañía ha cambiado poco en tan dilatado periodo de silencio, y si acaso presenta mayor presencia de pop melódico y (desde luego) unas guitarras menos marcadas. La interpretación vocal de Tanya Donelly funciona como nexo de unión entre pasado y presente, manteniéndose atractiva y sedosa, mientras el resto del equipo se muestra bastante manso.
“DOVE” (Belly Touring, 18) es (lógicamente) un trabajo desprendido de la euforia juvenil presente en la época gloriosa de Belly, y desde luego alejado de la trascendencia, pegada y convicción de los dos mencionados (y recordados) discos previos del grupo. Un retorno, en definitiva, que no avergüenza, pero ante el que tampoco procede la celebración efusiva. Y si bien puede ser una alegría para los seguidores más entusiastas del grupo, pero para el resto seguramente se manifieste como un trabajo algo denso y demasiado extenso, que por momentos cae en una peligrosa inercia.
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