Junior Boys editan su tercer disco y se reivindican como los embajadores del electropop cósmico y melancólico, con permiso de Hot Chip cuando se ponen tiernos. “Begone Dull Care” sigue la estela de sus excelentes predecesores “Last Exit” (2004) y “So This Is Goodbye” (2006), ofreciendo lo que sólo Jeremy Greenspan y Johnny Dark saben hacer: pequeñas odiseas de pop espacial y sintético para que baile el alma. El dúo canadiense entrega tan sólo ocho cortes, lo que hace que el disco se consuma con apetencia una vez tras otra. La principal característica de sus nuevos temas es el apego hacia un sonido más disco, sintético y químico (puede que el hecho de que Greenspan pusiese las vocales al último trabajo de Morgan Geist haya influido) en favor de su faceta pop, lo que se traduce en la posibilidad de jugosos remixes futuros. Y siguen teniendo una efectividad melódica epatante. Todos los temas son excelentes y responden a un discurso conexo, comenzando por el sonido post-industrial de “Parallel Lines”, continuando con el otro hit más inmediato del álbum, “Bits & Pieces”, junto al pedazo de single que es “Hazel” (¡remix nocturno ya!); la dulce tristeza que transmiten “Dull To Pause” y “Sneak A Picture”, la progresión melódica y arreglos de cuerda de “The Animator”… Emoción hercúlea es lo que ofrecen Junior Boys, un ingrediente que muy pocas bandas saben transmitir de forma tan brillante.
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