Cuando el fervor popular hacia ellos se ha atemperado es cuando están sacando lo mejor de si. Hacen diana con sus mejores desarrollos y líneas de guitarra y bajo -prodigiosas, por cierto- sin ya esa carga lo-fi de electricidad de “Instant Cofee Baby” que ahora vemos que insuflaba cierta grandilocuencia y efusividad a sus canciones. Más sencillo y esquelético, en la línea del disco que sacaron con Stanley Brinks, ya quedan atrás los devaneos por esos medios tempos menos instantáneos y con flirteos soul del "If you leave it alone" Sin embargo, el que se incluye aquí, “Walk The Back Stairs Quiet”, es el mejor que han escrito jamás. Es sabido que David Tattersall es toda una eminencia en sacar esplendorosos riffs de guitarra que echan chispas y en esta canción él estalla. Además siempre ha tenido un talento infalible en dar con el hueso de la canción. Lo suyo siempre ha sido la materia prima, minimizar para sacar la mejor brillantez y frescura; algo que ahora sucede más que nunca. Y es que confirman la firmeza de estos últimos años: lo suyo ya no es amateurismo. Siempre se ha dicho que son un trío de aptitudes más que de técnica pero a esto yo le llamo puro virtuosismo. Ante una vertiginosa creatividad que les hace un grupo del que ser fan –aunque tal y como son, uno se siente más colega- es difícil separar entre la calidad de sus discos oficiales y singles, casetes y CD-R extras que van regalando y de los que ya hemos perdido la cuenta. Pero este, su undécimo trabajo con Darren Hayman a los controles, es una soberbia colección y de las mejores.
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