En primer lugar, gracias a las estrellas de la suerte, porque la existencia de un disco como "Thank Your Lucky Stars" es de esas cosas que se disfrutan antes de abrir el envoltorio, como sólo puede disfrutarse un regalo inesperado o el pecado mientras el resto del mundo duerme. Una semana después de ser anunciado, en lo que ha venido a ser un movimiento brillante, nos llega la segunda referencia de Beach House en 2015. Lo hace sin filtraciones previas y rompiendo la lógica tiránica de un modelo de industria en vías de extinción. Siguiendo dicha lógica, el dúo de Baltimore podría estar arriesgándose a morir de sobreexposición o incluso a devaluar su producto. Pero nada de eso pasará, este nuevo orden tiene lógicas propias, y son diferentes.
Inevitables son las comparaciones con un "Depression Cherry" aún fresco, aún por digerir, todavía una novedad en las estanterías. Sobre la cuestión de si las canciones incluidas en "Thank Your Lucky Stars" son descartes, complementos o el reverso nocturno y extraído con sistema de vacío de aquel, Victoria Legrand y Alex Scally, cada día más autoconscientes y responsabilizados en el control de su creación (lanzamientos, comunicación, imagen), aseguran haber grabado el material de ambos discos al mismo tiempo. A partir de ahí, importa que la disposición es una forma de ordenar el mundo, que la música es un todo secuenciado y que todo es una continuación, incluso volver a empezar de cero. Importa que estemos aquí pensando de dónde viene esta sensación, dónde se ha producido el corte, dejando correr la sangre. Y algo desde los primeros acordes de "Majorette" nos dice que nos encontramos frente a un sortilegio diferente. Hay algo que es nuevo, hay un carácter unitario en la atmósfera general del disco, algo que mantiene el vuelo hasta el final mientras se despliegan las cadencias de acordes herederas de esos grupos de pop decimonónico que tan mal posicionados se encuentran en los cánones postmodernos, mientras los sintetizadores relegan a las guitarras a un plano secundario y la voz de Victoria explora nuevas posibilidades. Y de repente, un poco por todo esto, a ratos pudiera parecer un disco en solitario de Victoria Legrand.
"She's So Lovely", “One Thing”, “The Traveller” se adentran más en estos presupuestos y afianzan la propuesta en terrenos nocturnos, casi góticos, y no sabemos si es una droga diferente o si es la dosis lo que ha cambiado, pero sí que estamos ante un disco con una idea de tratamiento, con una condensación estudiada, económico, medido, el disco de otros Beach House. Quizá el disco que Beach House no habría sacado hace un par de meses. La inclusión de ritmos programados que crecen de manera gradual dentro de las propias canciones ("All Your Yeahs" y "Elegy To The Void") entra como un cuchillo en la nieve y marca los mejores momentos del álbum, una colección que no aspira a ser grande, que elige un acabado mate y ahumado y que gana en coherencia y sensación de peligro a su predecesor, aunque quizá se queda corto en el gancho real o en el recorrido que se adivina para algunos de sus cortes. Beach House gana de todas maneras, eligiendo los tiempos y las formas, mandando sobre su obra, ordenando una nueva emoción. No olvides dar las gracias a tu estrella de la suerte.
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