A veces le debemos el curso de nuestras vidas a una nube de coincidencias que no podemos controlar. De algún modo, de uno de estos momentos surge el nuevo disco de Basia Bulat. Cuando conoció a Jim James (My Morning Jacket), con el que empezó a trabajar como productor para darle forma a “Good Advice” (Secret City Records, 2016), le confesó que siempre había querido grabar en el desierto, que era algo así como un sueño. Un día, sencillamente, la llamó diciéndole que lo había conseguido. Un estudio en el Mojave, al lado de Joshua Tree: Hi-Dez. Justo en ese momento la compositora canadiense se enfrentaba a la muerte de su padre y todo pareció encajar. En el desierto, con sus extremos, consiguió encontrar la paz y su voz interior, escribir nuevas canciones que dan la sensación de estar tocadas en directo y en pocas tomas, en las que en muchos casos se puede escuchar la arena, que le aporta a su sonido de pop-rock clásico, con ecos evidentes del “Tango in the Night” de Fleetwood Mac, una pátina algo rugosa que acentúa la sensación de intimidad. Hay están las más sutiles “Hall of Mirrors”, “Already Forgiven” o “Fables” para marcar los momentos de country-folk más atmosféricos.
Después de los días en Mojave, volvió a Canadá y a Los Angeles para perfeccionar algunos detalles del disco, pero sobre todo para sanarse, para aceptar la pérdida y poder terminar el que para ella era un disco feliz, radiante. Para trabajar con su gran amiga Meg Remy (U.S. Girls) en algunas ideas que faltaban para “Are You In Love?”, una colaboración que partió de “In a Poem Unlimited” y que terminó cristalizando de una forma mucho más fehaciente en el reciente “Heavy Light” de la americana asentada en Canadá. La ominosa “Electric Roses”, con mucho de los viejísimos Arcade Fire, le da imagen con una letra de empoderamiento y de aceptación de la propia feminidad.
Otro de los factores fundamentales a la hora de entender el brillo final que tiene “Are You In Love?” es conocer a su actual marido, el multinstrumentista Andrew Woods, que viajó con ellos al desierto y ha tenido un papel importante en las atmósferas etéreas que consigue el disco. Pero también en aportarle a Bulat un equilibrio que le permite reflexionar sobre el amor de una manera madura y, quizá, algo cínica, como demuestra la certera “No Control”, eje central del disco, o en “Pale Blue”, con ese enorme vibe Buckingham-McVie que también reluce en la saltarina “Your Girl”. Cuando dice lo de “diamonds on the dust here sing into the dark” en el catártico final que supone “Love is at the end of the world” la identificación no puede ser más obvia, pero nos hace pensar también en Waxahatchee (o en general en las hermanas Krutchfield), demostrando que esta vez, James y Basia han querido ir un pasito más allá.
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