Dentro de la revolución y el éxito abrumador que suponen los artistas urbanos argentinos en la actualidad, quizá los dos ejemplares más interesantes -más completos musicalmente- sean Louta y Ca7riel. Ambos poseedores de una libertad creativa admirable coronada con un sentido muy particular del buen gusto.
En el caso de Ca7riel, su universo surrealista se compone de hits de electrónica psicodélica, actuaciones ultra enérgicas y una mente siempre preparada para la respuesta consistente.
Colaborador de Wos, freestyler de peso y tan fanático de Luis Alberto Spinetta como de Dave Mustaine, Ca7riel decidió dar rienda suelta a su devoción metalera cuando conoció al talentoso guitarrista Chowi Fernández y acordaron formar Barro.
La historia indica que Fernández acudía a los shows de Ca7riel junto a su coequiper Paco Amoroso (ambiente en el que es complicado imaginarse a un metalero en toda regla) y le regalaba camisetas de Pronoia, su banda de prog metal.
De tanto insistir, un día quedaron, conectaron y así nació una gran noticia para el metal argentino, movimiento de larga data.
Es que Barro, en este EP debut homónimo de magnífico sonido y sólidas composiciones, no estremece simplemente por ser una propuesta agresiva y con los tildes típicos del metal actual. La magia sucede cuando Ca7riel y Chowi resaltan por fuera de las estructuras clásicas del género.
Entre machaques y doble bombos conmovedores aparecen las delicias delirantes de dos músicos que no se casan con ninguna convención.
Así es como las letras no tienen nada de épico, ni heroico, ni un puto gramo de solemnidad, sino que hablan de las tonterías de todos los días (“Me importa un carajo si no sé nada de vos/Ya perdí el trabajo pero tengo mi escuadrón”, dicen en “Fornai”) y lo hacen con tanto flow y descaro que se vuelven fascinantes.
Y esto no es lo mejor: los arreglos de voces y guitarras (grabadas con la ayuda de emuladores digitales) son para sacarse el sombrero. Hay soul sobre fraseos dignos de Dimebag Darrell y momentos estelares que para cualquier seguidor del rock argentino son de piel de gallina; ejemplo: el crossover de 2 Minutos, Carajo y Spinetta que ofrece “Punky” es de otra dimensión. “Conti” es simplemente genial, una suerte de visión futura del “Remisero” de los Illya Kuryaki tocada por unos Messhugah pop, el tema concluye con un breakdown tóxico y nuclear. Y la joya de la corona: el solo jazzero de “Fornai”.
Hace rato que Ca7riel viene coqueteando con el metal, pero quién hubiera apostado que una estrella pop concrete el primer paso -con sólo un EP de cinco temas- para cambiarle la cara a la escena en Argentina a tiro de excelencia y frescura. Qué gran tiempo para estar vivo.
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