Tras el doble álbum “Yellow & Green” (12), en el que Baroness desplegaban su amplio abanico de registros con desiguales pero fascinantes resultados, “Purple”, producido por Dave Fridmann (The Flaming Lips, Mercury Rev) se revela como un disco mucho más directo y contundente. Sigue siendo ambicioso, como lo era “Blue Record” (09) al tender un puente entre su sludge original y su personal rock progresivo; también recoge la explosión cromática de su anterior entrega, pero concentrada y depurada.
El riff inicial de “Morningstar” es de los más robustos que los de Savannah han firmado nunca; un arranque furibundo en sintonía con los mejores Mastodon recientes que pronto se expande en múltiples tappings y armonías de guitarra de espíritu prog para estallar en un jubiloso estribillo, casi eufórico, que parece gritar a los cuatro vientos el renacer de la banda tras el tremendo accidente que sufrieron en 2012. Este es el sentimiento que prevalece en un disco que podría haber sido triste y oscuro, pero que el grupo ha convertido en expresión de su renovada alegría de vivir.
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