Hay discos que son recordados solo por una canción, o por ninguna. Hay bandas que solo evocamos cuando advertimos cierta melodía, a veces fantástica. Cuando escuchas por primera vez, y mil más, "Scribble" -sin duda, el mejor pasaje de este digno, luminoso y feliz “Barking”- entiendes que aquella bomba de bailongo masivo llamada "Born Slippy" lo fue, sobre todo, porque revolucionó la música de baile de los noventa y nos puso en la pista de la mejor electrónica que estaba por llegar. Veinticinco años no son nada y así lo demuestran ahora Karl Hyde y Rick Smith con este nuevo álbum en el que, siempre leales a su sonido, se lo han dejado prestado un rato a gigantescos y emergentes talentos -Dubfire, High Contrast, Appleblim, Paul van Dyk, etcétera- para que le aporten un brillo refrescante y ese fulgor tech-pop que es puro recreo, atentos a "Bird", "Between Stars" y "Always Loved A Film". No obstante, no olvidemos que ha tenido que ser un genial párvulo del drama junglista, léase Lincoln Barrett, quien se ha sacado de su privilegiada quijotera uno de los penúltimos -¿y por qué no más grandes?- garabatos sonoros de la inverosímil carrera Underworld. Sí, todos queremos más.
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