Lo suyo son esos largos desarrollos in crescendo de combustión lenta e intensa, recargados y pesados. Esa es la razón de existir de Bardo Pond y ese es su rock; siempre basculando entre el stoner, el space y psych rock y el folk ennegrecido y turbio. Aunque, en su contraataque, suenan más ásperos e incómodos y también más dispersos que nunca. Su octavo trabajo les muestra enrarecidos y les sitúa algo en la deriva. Canciones que podrían llegar a mejor puerto pierden el rumbo porque se empeñan en abstraerse más de lo habitual, en no ser concisos y caen, por momentos, en una monotonía que provoca pesantez. Y así, más que abocados a un abismo al que siempre te llevan sus estructuras sin partitura, sus nuevos movimientos caen en un abismo sin fin. Las que se llevan la palma son “Undone”, ejercicio de extensión por repetición, o la somnolienta –ya lo dice el título- “Sleeping”. Cuando concretan, la jugada les sale más airosa como es el caso de “Don’t Know About You”, la más concisa y mejor, con un final que es una especie de agujero negro engullidor. Cuatro minutos y medio de guitarras retro alimentadas y recargadas de fuzz cuando la media del resto de pistas es de más de diez minutos y en ocasiones ese minutaje se hace largo. Veinte años en la brecha, ahora en Fire Records, después de sus años en ATP y Matador, su vuelta no da lo mejor de sí, aunque ya se sabía que su fuerte está en el directo.
octavo? estos tíos tienen como 20 lps!
creo que se te olvidó toda su época en threelobed, donde tienen como 10 discos y unos 20 eps...
Te doy la razón. Error. Pero quería referirme a sus discos más comunes y convencionales, si se los puede llamar así