Hasta Alemania se fueron los Calypso para grabar su último disco. No sólo eso, sino que ese país hasta les dio el título del disco: «Barbarossaplatz» (la calle del estudio de grabación). El culpable de todo: Ekki Maas. La fama recogida por su trabajo como productor en los discos de Dr. Ring Ding & The Senior All-Stars y de la mayor parte de las mejores bandas centroeuropeas ha conseguido que los Calypso hicieran un revival del éxodo íbero de los cincuenta. Sinceramente y sin intentar imitar al odioso Sánchez Dragó, suena bien, pero no me ha impresionado. Ni en lo musical, ni en lo técnico. Siguen, en mi opinión, sin destronar a su «Toxic Sons» de ninguna manera (eso si tampoco se quedan muy lejos). Hay temas de todo, como ya es habitual, y mejores y peores interpretaciones. Se abren tímidamente hacia nuevas influencias pero puntualmente caen en la pachangada. «El Vell Joe», «Cinecitta» y «Tu Rostro» los podrías situar perfectamente en su «Original Volume», mientras que otros como «Curtcircuit Neuronal», «The Modern Despot» o «Príncep Blau» se quedarían mejor en el citado «Toxic Sons». «She», su relectura del «Born To Be Alive» de Patrick Hernández y «Brigadistes Internacionals» son lo más curioso y, a la vez, lo mejor del disco. ¿El porqué? Supongo que en ellos estarán en su auténtico terreno y se sentirán más cómodos. O quizás solamente estaban serenos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.