Debutar con un trabajo tan ambicioso y redondo como “Goddess” (14) fue, a partes iguales, una suerte y una condena para Jillian Banks. Tan rápido como los medios internacionales la aupasen como una de las voces más frescas en el R&B experimental, su burbuja comenzó a deshincharse hasta hacer que tristemente jamás volviera a recuperar la relevancia e interés que le otorgó aquel largo -producido por gente como SOHN o Totally Enormous Extinct Dinosaurs, y que casualmente regresan de forma puntual para “Off with her head” (25), su quinto álbum de estudio.
Diez años después, la cantante estadounidense continúa llevando sobre sus hombros la pesada carga de no poder superar ni en técnica ni en inventiva el fulminante arranque de su carrera, firmando, para desgracia de quien aún mantuviera viva la expectativa, un nuevo capítulo anodino en su decreciente discografía. Alejada del arrojo que en su momento nos demostró, son muchos los movimientos con los que la artista reafirma aquí su capitulación al pop genérico, tan instantáneo y útil para el hilo musical de unos grandes almacenes como poco memorable y estimulante para un oído exigente.
“Off with her head” nos regala, pese a todo, ciertos momentos en los que sí vemos a la BANKS que querríamos de vuelta. Su cara más atmosférica y tétrica en el arranque del elepé con “Guillotine”, el intimismo minimalista y jazzero de SOHN en “Stay” o esos destellos alla maniera di un primigenio The Weeknd, contando con el siempre brillante Sampha en “Make It Up”, son las pistas que prueban que el nuevo trabajo de la californiana no funciona de forma tan desastrosa si se suministra en dosis justas y aisladas, pero desde luego no en su conjunto.
Y es que, desafortunadamente, los citados temas (y tal vez, el amago de dance sensual que Orlando Higginbottom configura en “River”) son tan solo gotas de lluvia en medio de un secarral sin chispa ni perdurabilidad. “I Hate Your Ex-girlfriend”, hit por excelencia del álbum co-firmado con la rapera Doechii, podría llegar a ser una canción divertida gracias a su reverso gamberro si no fuera por su extraña forma de concebir la sororidad (“Someone help her little basic face”); con sus punteos reverberados y su mano en el corazón, “Best Friends” tiene todos los ingredientes para emocionarnos, pero termina por volverse monótona y sonoramente convencional; y “Delulu”, de lírica irrisible, es directamente prescindible tanto en forma como en fondo.
La intención es buena (un álbum casi conceptual donde BANKS combate contra sus propios demonios y expone con literalidad su lado más vulnerable y errático) y, desde luego, bien nos revela cuando gusta que puede dar sopas con ondas a las grandes divas del pop de masas que, sin duda, han bebido en la última década de su etiqueta. Por eso, y aunque no sea el disco que esperábamos, no podemos negar el potencial que “Off with her head” tiene detrás. Tan pronto como la artista decida recuperar su bendita inconsciencia creativa y dejar de jugar en ligas que le son ajenas, estamos convencidos de que volverá a ofrecernos su mejor versión.
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