Banga

¿Debe estar orgullosa Patti Smith de su nuevo álbum?. Evidentemente sí. ¿Lo pueden estar todos sus seguidores?. También. ¿Y el resto de los mortales?... Hombre, pues el resto de los mortales no sé. A ver, lo pueden estar en la misma medida que lo podrían estar de los últimos lanzamientos de artistas como Tom Waits, Leonard Cohen o Bruce Springsteen. Es decir, no te vas a poner este disco del artista en cuestión con la misma facilidad que sus discos de hace décadas, pero igual hasta le prestas algo de atención en forma de escuchas porque son trabajos que no traicionan ni el espíritu ni el estilo de anteriores obras más capitales. Y es que “Banga” se me antoja un disco muy desequilibrado. Al inicio hay destellos de lucidez, y obviamente es obligado poner especial atención a las letras, pero en general y por culpa de canciones excesivamente cadenciosas como las concatenadas “Tarkowsky” y “Nine” se me hace de pesada digestión. Diría que hasta se me ha escapado algún bostezo. Sobre todo en una segunda mirad del disco en la que se baja el listón tanto como el ritmo. Y sí, hacer una versión de Neil Young es tan innecesario aquí como en el disco de Chromatics. Menos mal que, como apuntaba con anterioridad, el disco empieza prometiendo más de lo que acaba dando, y canciones como “April Fool” (con el acuoso y clarividente toque de guitarra de Tom Verlaine). la trotona “Fuji-san” y la algo más cruda y experimental “Banga” te mantienen pegado a la escucha, pero ya sabemos que la mente humana, o al menos la mía, es muy dispersa y luego... Pues luego repite con una balada a ritmo de vals “Maria” cuando el cupo de baladas ya estaba agotado con “This Is The Girl”, y es entonces cuando se muestra el primer signo de declive del álbum. Una sensación que se va confirmando hasta el final con canciones como esa nana susurrada que es “Seneca” o ese eterno recitado en el que se convierte “Constantine’s Dream” que no contribuyen en nada a recuperar el pulso tejido al principio. Y precisamente ese fallo en la estructura del álbum es el principal lastre del mismo, eso y también el hecho de que al fin y al cabo acabe mostrando la cara más típica, pero también más tópica de la artista.