El demà
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El demà

9 / 10
Manu González — 28-05-2018
Empresa — Foehn Records
Género — Electrónica

La historia de Balago ha corrido casi exclusivamente en paralelo a la historia del sello de Barcelona Foehn. "Erm" (2001) fue el primer disco del proyecto de David Crespo (quien ha participado en todos los álbumes) y Guim Serradesanferm, y el primer disco del sello junto a "La banda sonora de mi funeral" de Ursula, un trabajo más cercano al post-rock de la época que al universo sonoro que Balago maneja desde su último disco de 2013. Si en 2018, Foehn es un sello abierto a varios estilos musicales, Balago es una banda que ha incorporado a su imaginario una paleta de sonoridades tan diversas que van desde la electrónica más ambient, los drones doom, el post-dubstep ambient de la escuela Burial, la neoclásica más oscura, el sampleo hypnagógico o la inspiración kosmiche.

Entre "Extracte d’un diari" (10) y "Darder" (13) el sonido de Balago sufrió una nueva mutación, pero este "El demà" podría comenzar justo donde acababa Darder, pero con una producción mucho más sofocante y aplastante. Esa sinfonía de drones en "Àvol", muy similar a la música extraterrestre que el fallecido Jóhann Jóhannsson hiciera para la banda sonora de "Arrival"(16), ya avisa sobre lo que vamos a encontrarnos en "El demà", un excelente trabajo de neoclásica hypnagógica cercano al ambient más oscuro y cinemático. Pero no crean que la cosa se puede simplificar con unas simples etiquetas estilísticas. Créanme cuando les digo que el sexto trabajo de estudio de Balago es mucho más impresionante que los discos que han firmado Burial o Leyland Kirby en los últimos cinco años. La mayoría de temas funcionan con micropiezas que acaban y renacen varias veces en las canciones, como los tres movimientos de "Fins a l’últim moment", que comienza con un dark-dubstep opresivo sin bombo y acaba con un canto de esperanza como el final de "Blade Runner".

Es muy difícil parar "El demà" en un punto y tomarse su escucha como una sucesión de canciones, pues estamos ante una experiencia sensorial que tiene que escucharse entera, como si estuviéramos en una liturgia sonora. Pero si tenemos que destacar un corte, ese, sin lugar a dudas, sería El buit, con sus voces sacras, sus samplers religiosos y ese órgano que rubrica con su percutivo punteo una melodía preciosa.

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