Crítica de 'Barullo', el nuevo disco de Baiuca
Discos / Baiuca

Crítica de 'Barullo', el nuevo disco de Baiuca

8 / 10
Fran González — 27-09-2024
Empresa — Raso Estudio
Género — Electrónica

Después de poner patas arriba el folklore gallego y acercarlo como nunca a una nueva generación de oyentes advenedizos con dos impecables discos de estudio, el bueno de Alejandro Guillán Castaño se enfrenta al asfixiante reto de reinventarse una vez más, tan convencido de no querer traicionar su esencia como de no caer en fórmulas excesivamente manoseadas. Una prueba de fuego y un punto de no retorno en la carrera de Baiuca con el que comprobamos sin trampa ni cartón el verdadero carisma, talento y memorabilidad de su propuesta.

Cuando parecía que el abanico de posibilidades que ofrece la suma entre vanguardia y tradición se estrechaba y el experimento iba a dar ya poco más de sí, el productor y multinstrumentista de Catoira nos deja sin argumentos de la mano de “Barullo” (raso., 24), una explosión de color y hedonismo que subraya la confianza adquirida por Guillán a lo largo de estos años y abre una nueva puerta en su inteligente registro.

Baiuca consigue aquí lo imposible: acercarse al lado más club de su producción sin faltarle el respeto a la raíz. Evita caer en el trampantojo sónico y entona con oficio orfebre un idioma único en el que riman ambos hemisferios, generando un todo lleno de matices, guiños y referentes que no combinarían de igual manera en las manos de cualquiera. Solo así se explica que del sample de una voz infantil en portugués surja un eufórico tema de deep-house (“Alentejo”) o que bajo su firma se reduzcan al mínimo los grados de separación entre “la Terra Meiga” y Four Tet (“Rachafaldra”). Invenciones osadas y a priori insensatas que convencen con presteza y fluyen con una coherencia sorprendente (“PAEQB”), poniendo a prueba el conformismo sin soltar la mano del gran público.

Bajo el signo del que es a todas luces su trabajo más bailable (y una potencial joya a disfrutar en directo), el gallego traslada a un renovado plano las voces de un elenco más o menos familiar y recurrente en su imaginario, explotando en las mismas una deliciosa colección de facultades y vetas inauditas. Si conocíamos los antecedentes de Xurxo Fernandes en el campo de la fusión, no nos extrañará verle ahora junto a Felisa Segade hacerse cargo del lado más urbano del elepé (“Navajitas”), pero menos probable nos resultatá comprobar que la voz de la segunda transmuta en una mística cantiga llena de oscuridad atávica que da título al disco. En una línea similar, Antía Ameixeiras (cincuenta por ciento del dúo Caamaño y Ameixeiras y vocalista del trío Maricarme) divide su timbre y tono entre el UK Garage (“Sísamo”), el pop (“Sementei”) y el minimalismo electrónico (“Xoia”) para una triple colaboración que asienta el núcleo del disco. Carlangas, por su parte, busca recordarnos las mieles de su anterior paso por la discografía de Baiuca con una correcta “MonteViso”, que sin lograr el impacto de la pretérita “Fisterra”, continúa siendo un buen ejemplo de la sinergia entre ambos. Y como nota al pie, y tras su notable cameo en “Embruxo” (21), Lilaina vuelven a dejar por escrito su impecable entendimiento con Guillán de la mano de “Ribeirana”, una agitada muiñeira subida de revoluciones.

Todo en “Barullo” guarda entre sí una solidez imposible de imitar y es exactamente el tipo de renovación de votos que cabía esperar de uno de los proyectos más valientes de nuestra escena experimental. Por si a alguien le quedaban dudas a estas alturas, Galicia tiene representación dentro y fuera de sus fronteras para rato.

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