Da vértigo pensar que Bad Religion se formaron como banda hace treinta y nueve años, o que acaban de publicar su decimoséptimo larga duración. ¿Cómo lo hacen para seguir en plena forma? No tenemos una respuesta concreta, pero sea como sea, disco tras disco entregan hits sin compasión, con un sonido inconfundible que en esta ocasión se ha depurado a raíz de su primera colaboración con el productor Carlos de la Garza (M83, Jimmy Eat World).
“Chaos From Within” tiene el poder de enchufar al oyente de inmediato: tres segundos de intro de batería activan un álbum que se permite el lujo del auto-homenaje. Si "My Sanity" conecta claramente con la calidez de “Recipe For Hate” (93), "Do The Paranoid Style" roza la aspereza de “Generator” (92), mientras que "Faces Of Grief" supera el salvajismo que en su momento supuso “No Control” (89), añadiendo un final en el que el bajo se regala de buenas maneras. Por enésima vez, las melodías vocales de Greg Graffin tienen la capacidad de emocionar profundamente, como es fácil que suceda al escuchar “The Approach”, o aún más “Age Of Unreason”, que al margen de dotar de nombre al disco y de ofrecer una magnífica reflexión sobre los tiempos en que vivimos, musicalmente se va calentando hasta petarlo en el estribillo.
Creativamente, la banda parece tener recursos ilimitados. "End Of History" transita genialmente de tonalidad mayor a menor en el punto justo (el estribillo), sumándole un posible guiño a Sum 41, mientras que la demoledora letra en "Candidate", especialmente idónea en períodos electorales, se nutre del legado de “Against The Grain” (90) añadiéndole un punto extra de mala leche. "Old Regime" parece incluso samplear el acople inicial de "Infected" [canción de “Stranger Than Fiction” (94)], pero llegados a este punto es preferible parafrasear a ciertas redes sociales: lo que pasa a continuación te sorprenderá. Bad Religion no se han reinventado. Tampoco lo necesitaban, porque son igual de buenos que siempre.
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