Trinchera

Encontrar el encanto en lo kitsch es el norte de muchos artistas. Los argentinos Babasónicos posiblemente no tengan este objetivo, pero igualmente llegan a él. Con total seguridad, ese sea uno de los logros de una copiosa carrera, una historia musical plagada de momentos de todo tipo, tanto en lo estrictamente artístico como en lo humano.

“Trinchera” es su nuevo disco y una vez más ofrecen una forma particular de hacer las cosas. “Trinchera” no es un trabajo explosivo, de alto perfil, sino que marca la diferencia gracias a unas líricas de nivel y una producción muy cuidada. Adrián Dargelos, cantante, líder y símbolo del rock pop alternativo del país del Cono Sur sigue, sin que los años le afecten, en chulo mode-on. Producto de ello llegan esas letras brillantes y también una susurrante manera de cantar que hasta puede resultar perturbadora.

El transcurrir del disco es suave, algo lineal, sin picos de emoción ni adrenalina, pero con cierto tipo de elegancia bizarra (patente en temas como “Bye Bye”, “Capital afectivo” o la movediza “Anibus”) que lo deja bien parado durante todo el minutaje. Las mejores bazas del álbum se encuentran en su ecuador, con las muy buenas letras de “La izquierda de la noche” (“la noche es un país imaginario donde lo insignificante luce como joya envuelta en humo”, dice un Dargelos enamorado de la noche) y “Mentira nórdica” (“voy a parpadear en clave morse hasta hacerte entender de qué hablo”).

“Trinchera” es un disco extraño: todo parece estar en su lugar de forma más que correcta, aunque su expresionismo es tan sutil que en algunos momentos le cuesta conservar la atención del oyente. Pero al mismo tiempo tiene mucho de lo que todo fan de Babasónicos quiere escuchar: el imaginario habitual de Dárgelos muy bien expuesto, sonidos poperos sofisticados, invitación al baile vacilón y ese aura de parecer ser una banda que elige a sus fans y no al revés.