B-Room
DiscosDr. Dog

B-Room

7 / 10
Maria Fuster — 11-10-2013
Empresa — Anti
Género — Rock

Si alguien estaba esperando que Dr.Dog sacara disco para poder saborear el rock más popero de “Be to Void” (2012) que vaya decepcionándose desde ya. Sí, el octavo trabajo de estudio de los americanos recoge la simplicidad compositiva y las armonías sencillas para concentrarse en el groove que ya se apuntaba en su anterior disco, pero está muy lejos de ser un proyecto continuista. Los de Philadelphia optan por dar un nuevo giro a su carrera, volviendo a sus orígenes del folk-pop más tradicional y presentándonos el disco más yankie que han hecho hasta la fecha.
No en vano el disco arranca con “The Truth”, toda una declaración de intenciones, donde se nos anuncia que esto va de pop setentero, de melodías sureñas y de soul, mucho soul, atreviéndose incluso con una canción a capela, “Mt. Slippery”, que bien podría evocar la música coral de los años 30. Esto hace que la primera escucha todo suene reconocible: arrastres de voz a lo Janis Joplin en ”Minding the Usher”, bases rítmica de la música tradicional americana o cadencias armónicas suspendidas de Beach Boys. Todo ello con un tinte retro, de sonoridad old-school, que marca todo el disco. Dr. Dog tenía muy claro como tenía que sonar el disco antes de grabarlo. Por ello se construyeron un estudio a medida en una antigua fábrica con una sala donde registrar los temas, la mayoría en vivo: la B-Room, las paredes de la cual pueden escucharse en “To Weak to Ramble”.

Pero si alguien esta pensando que se evaporó su firma, no se preocupen, ya se encargan ellos de incluir temas como “Broken Heart”, canción con su copyright grabado a fuego, o “Can’t Remember”, que bien podría haber sido el single de “Shame Shame” (2010), y que, por cierto, recuerda mucho a nuestros MiNE!. Ellas nos aclaran que su estilo va más allá del género al que se dediquen, y vuelven tomar protagonismo las guitarras chillonas y las ruedas de acordes simples y pegadizos marca Beatles, con algún guiño a la psicodélia a la que nos tenían acostumbrados. Y si todavía hay algún incrédulo, cierran el disco con la algo desentonante “Hamble Passenger”, tema que nos recuerdan que ellos, y sólo ellos, son los autores de “We All Belong” (2007)

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