Si hay algo que aúna a muchos de los artistas que florecen en la emergente escena actual argentina es cierto carácter del multi inspiración. Al igual que otros de sus colegas el joven cantautor Axel Fiks muestra en su nuevo disco “Abierto toda la noche” un indisimulable y valioso ímpetu melómano.
Trovador porteño moderno, usuario de una interfaz interpretativa 100% actual en cuanto al uso de rimas y giros vocales, Fiks se apunta a esa popular raza de cantautores tan conflictuados como enamorados del amor, bien nacidos en la bohemia de la Reina del Plata hace más de medio siglo.
Más allá de este ensayo de puesta en situación, lo importante en este caso es que el tipo tiene la idoneidad para hacer su trabajo con criterio, dinámica, variantes, calidad sonora y con un nivel de solvencia que se evidencia en varios aspectos del álbum.
Ejemplo de esto es cuando sale por completo del molde 2024 en “Su figura galán” evocando a estos solistas que dejaban colar al tango de una manera única en su forma de componer y lo mejor, lo hace con sutileza, sin sonar barrabrava y dando espacio a la sorpresa cuando el tema finaliza con el crescendo de decidida distorsión grunge.
Otro momento alto dentro de un álbum que transita todo su minutaje con la frente en alto es el que otorga la dulzura cinematográfica de “Hasta la luna”, dueña de una emocionante épica. La gracia sigue con “Me pasa que”, destinado a hit veraniego en el hemisferio Sur que juega con altura en los terrenos de la histeria amorosa (“A él lo querés/ A mí me necesitás”). Para el final del disco “Hijo único”, relato autobiográfico preciso, termina con un capricho sonoro que lo oscurece todo e invita al bombo en negra y la sordidez discotequera de “Vino y Alplax”.
Así es como Fiks refleja con fidelidad -y con este disco autorreferente, logrado y atractivo- la faceta del cantautor sentido y culturoso dentro de una escena argentina plagada de personalidades fuertes y de proyección internacional.
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