Sin créditos ni portada. Así se presenta a la prensa este doble esfuerzo discográfico de Lambchop, una empresa valiente y, hasta cierto punto simétrica, que vuelve a recordarnos que en Nashville no sólo se factura música para granjeros. Kurt Wagner y los suyos siguen creciendo en nuevas direcciones, demostrando una vez más que las raíces del country pueden ser generosas a la hora de relacionarse con el soul, el jazz o la música de cámara. Sólo hace falta un talento del calibre de Wagner para que las secciones de cuerda, su voz gutural y el pedal steel casen a la perfección con unas letras irónicas e inteligentes que encuentran el drama en las pequeñas cosas de la vida cotidiana (“About My Lighter”, “I Hate Candy”).
Los dos nuevos discos de Lambchop son hasta cierto punto simétricos porque empiezan igual, con sendas piezas instrumentales que podrían haber salido la mente imaginativa de un Van Dyke Parks y porque, también hasta cierto punto, las veinticuatro canciones mantienen el hilo argumental. Sin embargo, también se produce el efecto espejo. Si “Awcmon” es claro y diáfano –genial “Steve McQueen”, el “Wonderful World” de Wagner- las canciones de “Noyoucmon” se desdibujan, oscurecen e incluso se dejan paso a alguna guitarra distorsionada. Si vibraste con “Nixon” y lloraste con “Is A Woman”, aquí tienes más y por partida doble.
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