Hay veces que la rutina nos termina cansando, sobre todo cuando comienzas a darte cuenta de que has entrado en una espiral (referencia “prog” a Tool que no es casualidad) monótona en la que ya no disfrutas de las pequeñas o grandes cosas que solías hacer. Te ves poco motivado para seguir con ello, ya que empiezas a ver que no te satisface. Pero este no es un texto sobre autoayuda, aunque si te has sentido identificado te recomiendo que hagas exactamente lo que Avenged Sevenfold en “Life Is But A Dream…”: cambiar de aires, ver todo desde otra perspectiva, salir de tu zona de confort (aunque sinceramente, se les ve bastante cómodos en este álbum). De repente, los estadounidenses han hecho el disco que más ha dividido a su público, el más experimental, el más prog de su carrera. Parece que algo les contagió Mike Portnoy durante su etapa vinculado a la banda… Y sinceramente, no es una mala noticia.
“Life Is But A Dream…” no es el disco que esperas de Avenged Sevenfold, pero desde luego se nota que siguen siendo ellos. Un disco totalmente loco, en el que hay cambios constantes, tanto musicalmente hablando, como a nivel de sensaciones. Una montaña rusa en la que todo fluye, con las canciones abriendo y cerrando espacios, empezando una y acabando otra sin que te des cuenta. Un viaje, una experiencia cuyo disfrute también dependerá de nuestro estado de ánimo y de nuestra predisposición.
Lo que está claro es que todos, en especial a Synyster Gates a la guitarra y Brooks Wackerman a la batería, han disfrutado como críos en este disco. A lo que cabe sumar la variedad de efectos y técnicas que emplea M. Shadows, llegando en ocasiones a descolocar, aunque su papel se adapte muy bien al contexto musical de cada momento (escuchad la canción “Cosmic” para entender lo que digo). Avenged Sevenfold protagonizan un disco en el que tan pronto parecen sumergidos en una jam session como se ponen en la piel de System Of A Down, bajan las revoluciones o se acercan a la cara soft-rock de la discografía de Porcupine Tree. Puede sonar a locura, pero es que es precisamente eso. Y es loable que una banda como Avenged Sevenfold, tras más de veinte años de carrera y un sonido totalmente reconocible, hayan hecho un disco así, sobre todo atendiendo a que han sabido también mantener su esencia.
En definitiva, Avenged Sevenfold han corrido un riesgo importante, pero el resultado es de diferente y de calidad. Ojalá muchos mastodontes del metal salieran de su zona de confort como han hecho los californianos.
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