Prosigue la carrera de Auto Sacramental y, tras escuchar discos como el que hoy nos atañe, un servidor se pregunta por qué no han tenido más impacto del que han conseguido hasta ahora.
Igual, ahora, con “Diario de la plaga” la dinámica cambia. O, por lo menos, debería… No en vano, estamos ante un artefacto tremendamente homogéneo. Ocho cortes sin el menor desperdicio que ahondan en su abigarrado ADN tecno-punk gótico. Uno al que, tal que en cortes como “Máscara/disociación”, suman atmósferas de heterodoxia electrónica que subrayan la capacidad del grupo de Jorge Mills para crecer y crecer en cada nueva entrega discográfica.
Demonología, autopsias, máscaras de cera y toda la verborrea gótica sirve como encadenado visual para unas letras que aluden a una espera de nuevos amaneceres y sueños con sangres en las calles, entre otras escenas de poderosa imaginería onírica.
Partiendo de esta base, el trayecto no puede arrancar de mejor forma. No en vano, “Réquiem” es un sueño mojado hecho realidad. O cómo tomar la patente Joy Division y ser capaces de hacernos olvidarla por medio de altos tonelajes de inspiración aderezados por pertinentes toques cristalinos de guitarra que remiten a la escuela The Cure, pero también a New Order hacia el último tramo del tema.
Por su parte, la canción que pone título al disco es puro tecno-punk, E.B.M. de pulsión orgánica tremendamente infecciosa en su estribillo.
“Pena” nos retrotrae al tecno oscuro de Depeche Mode de mediados de los ochenta con un punto oscuro la mar de reconocible y gustoso.
El resto del trabajo no baja las pulsaciones en ningún momento. Efervescencia e intensidad de barroquismo sombrío fluyen en el latido de unas canciones demuestran, una vez más, la importancia de un grupo que, ahora mismo, no tiene rival en su terreno dentro del panorama pop nacional de hoy en día.
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