Cuando un grupazo anuncia su regreso a los escenarios después de un largo parón, y subrayo lo de grupazo, todos corremos a hacernos con una entrada. El ansia nos puede, la nostalgia se apodera de nosotros. Fans acérrimos pero también curiosos y oportunistas acuden a la llamado sin pensárselo demasiado. Esta puede ser la última vez, la definitiva.
Sin embargo, cuando esta misma banda anuncia un nuevo disco después de muchos años sin publicar nada nuevo, el recibimiento por parte de sus seguidores es muy diferente. Y es que estos ‘comebacks’ discográficos son muy puñeteros. En lugar de disfrutarlos sin más, la mayoría no puede evitar compararlos con sus discos anteriores, entre los que se encuentra ‘ese disco’ que tanto nos marcó. Aquí, la banda y su nuevo disco siempre tienen las de perder.
He tenido esta sensación con los regresos de bandas como American Football, con un maravilloso segundo largo cuya única pega es ser la continuación de un obra maestra del emo, o un "King Animal" (Mercury/Universal, 12), que solo he visto reivindicado en las últimas semanas tras la muerte de Chris Cornell. ¡Ah! Y tres cuartos de lo mismo con Refused. Eso sí, su concierto en directo no se los perdería ni Cristo.
Mi teoría, sin ningún tipo de rigor científico, aviso, se ha repetido en las últimas semanas con el apabullante "In·ter a·li·a" de At The Drive-In. Nadie se quiso perder su regreso en abril del pasado año, pero poco se habla de su disco. Al menos, no lo suficiente tratándose de uno de los discos del año. He escuchado y leído de todo estos días. Que si el listón estaba muy alto, que si "Relationship Of Command" (Grand Royal/Virgin, 00) es insuperable, que si adolece de trallazos como "One Armed Scissor" o "Arcarsenal"… Todo esto es relativo.
Nada es insuperable cuando hablamos de talentos del tamaño de dos genios como Omar Rodríguez y Cedric Bixler. A los hechos y, más concretamente, a sus diferentes proyectos paralelos (véanse The Mars Volta o Antemasque) me remito. Y aprovecho para destacar la contribución de los dos otros miembros originales de la banda: Paul Hinojos y Tony Hajjar, una base rítmica de garantías, siempre en la sombra, siempre sólida, durante todo el disco.
Olvídate de listones y disfruta. "In·ter a·li·a" no requiere un gran esfuerzo, una escucha activa, como otros proyectos bastante más enrevesados de sus miembros. At The Drive-In no se andan con tonterías en este disco, un trabajo con once temas bastante directos, con poca experimentación y mucha efectividad. En una primera escucha podría incluso resultar algo lineal, pero gana con cada vuelta.
Dale una oportunidad al quinteto tejano, como cuando te enchufaste el fiero e indomable "In/Casino/Out" (Fearless Records, 98) por primera vez. El disco, producido por la propia banda y Rich Costey, suena cien por cien a At The Drive-In. Suena familiar, quizá algo más refinado y engancha. La pirotecnia vocal de Cedric, que canta como nunca (exquisito en Continuum y Incurably Innocent), y las inquietas guitarras de Omar te acompañarán durante todo el disco, con momentos brillantes como el estribillo de la citada "Pendulum In A Pleasant Dress", la vibrante "Tilting At The Univendor" o esa balada con groove que es "Ghost-Tape No.9".
Los At the Drive-In de siempre, reforzados con el gran Keeley Davis de Engine Down como segundo guitarra, han vuelto diecisiete años después para recuperar su trono. Los reyes del post-hardcore están aquí, con las espadas en alto.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.