El sollozo de “Winston Churchill’s Boy”, mecido por un piano firme y espacioso, hiela aún sin atender a la historia que se esconde detrás. Poco a poco, entre arreglos de viento, líneas de bajo sinuosas y percusión seca, Benjamin Clementine luce tras el ‘spoken word’ sus monumentales capacidades torácicas. A partir de aquí, la tensión emotiva e hiriente, no decrece, acompañada de pianos expresionistas -chamber pop y neo-soul-, recordando a Édith Piaf o, ¡incluso Nina Simone! Todo con sólo veintiséis años y en su disco debut, tras patearse, eso sí, baretos y metros sin descanso.
“At Least For Now” es tal vez el testimonio solista más brillante que ha salido de Inglaterra en los últimos tiempos. Aunque lo de que Clementine sea inglés, es circunstancial: sus formas muestran apego al suburbio -bien americano- y mucha bohemia parisina. Y si el largo, sólo grabado, ya carcome -apego a los silencios y los espacios-, en directo, por lo visto, impacta sin oposición con un Clementine de pecho fibroso al descubierto y pies descalzos. Benji se hizo mayor.
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