At Bimhuis
DiscosThe Ex

At Bimhuis

8 / 10
Jose Carlos Peña — 22-08-2015
Empresa — Ex Records
Género — Post punk

Si lo que se conoció como “post-punk” fue una reacción al inmovilismo de fórmula en el que había caído el punk, no creo exagerar sosteniendo que ningún grupo se ha mantenido más fiel a esa filosofía que el hoy cuarteto holandés. Son ya más de tres décadas de música libre y actitud insobornable, que les ha hecho ser adorados por ilustres del panteón rockero con ambiciones artísticas como Thurston Moore.

Fueron el jazz, el disco, el funk y todas las influencias negras denostadas por los más cerriles de la cresta y los imperdibles las que infundieron nuevos bríos a bandas de finales de los 70 y los primeros 80, que entendieron el punk como apertura de miras radical y no la triste autoparodia en que en muchos casos degeneró. Aquella efervescencia creativa fue muy efímera en el mundo anglosajón, con abundantes grupos devorados por sus propias contradicciones o el sistema.

The Ex no se rindieron nunca -ni siquiera en 2009, con la salida del fundador G.W. Sok-, y nada mejor para probarlo que este documento sonoro doble que recoge, en orden cronológico, lo más destacado de casi 25 años de actuaciones en el prestigioso club de jazz de Amsterdam Bimhuis, donde aterrizaron por primera vez en 1991. Material incendiario de ocho conciertos que dieron desde entonces junto a decenas de colaboradores, como los del colectivo ICP. Improvisaciones con un pie en el punk y otro en todo lo que a ellos les parecía punk: vanguardia, blues, jazz, swing, música africana…“Improvisaciones”, sí, pecado mortal para los rockeros más ortodoxos, a las que ellos, a partir de 1984 (con la incorporación clave de la batería Katherina Bornefeld y el disco “Blueprints For A Blackout”) recurrieron como fuente de inspiración, alejándose, sin embargo, de pedantes actitudes nihilistas.

Aunque en su ética de autogestión hay ciertas similitudes, The Ex no son Fugazi, y como apuntan en el libreto con un puntito de orgullo irónico, nunca se preocuparon de registrar sus conciertos; afortunadamente otros se encargaron de hacerlo, y los 24 cortes -sin ser un grandes éxitos o un directo al uso, lo más parecido que podríamos tener del colectivo- proceden hasta de precarias grabaciones en VHS incluidas. El sonido es pobre en ocasiones, sorprendentemente bueno en otras.

¿Y qué nos encontramos en cualquier caso? Pues un magma musical personal y orgánico, arisco, disonante, ruidista, extremo y desafiante en el primer disco -Ornette Coleman pasado por una centrifugadora punk-; más accesible en el segundo, quizá por la mayor impronta del blues y el jazz menos rupturista -esos trompeteos intrincados-, siempre vanguardista en el sentido más europeo. Instinto, creatividad, interacción entre músicos (¿no era eso la música?). Riesgo al borde del precipicio. Calma tensa y tormenta eléctrica. Con momentos de fuerza incontenible, como “Dear House”, “Shellelle”, “Bourgeois Blues”, “Every Sixth is Cracked” o “24 Problems”. ¿Anarquía sónica? ¿Clog Swing? The Ex se resisten a cualquier etiqueta, por ingeniosa que sea, y ahí reside su poder.

Sin duda, no es música para todos los momentos o paladares. Pero hay caminos inexplorados más allá de las trilladas fórmulas del pop rock que conviene transitar de vez en cuando. Imprescindibles para que el mundo (musical o no) sea un lugar mejor.

El doble CD viene con un grueso librito que cuenta con un suculento texto del periodista Peter Bruyn, apuntes del grupo, fotografías y reproducciones de los carteles de las actuaciones.

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