Algunos imaginamos, pobres ilusos, que después de veintiséis años de silencio un artista debería tener una o muchas cosas que decir, montones de experiencias que transmitir e infinidad de anécdotas vitales que compartir. En este caso nos equivocamos radicalmente, por lo que deducimos que al bajista de Kiss no le ha ocurrido gran cosa durante estas casi tres décadas o simplemente no sabe contagiarnos de su excitación.
Y no digamos ya versionear con gracia ("Firestarter" de Prodigy) u homenajear (esos temas supuestamente escritos junto a Frank Zappa o Bob Dylan). ¿Demuestra esto que sin Paul Stanley, su partenaire en Kiss, Mr. Simmons anda perdido musicalmente? Mal que nos pese, así es; una cosa es ser fan de Kiss y otra es admitir cualquier cosa que nos intenten colar sus miembros.
Para redondear el fiasco, su esposa, la ex- playmate Shannon Tweed y otros co-sanguíneos más colaboran en los coros de varios temas, convirtiendo el producto final en un despropósito de dimensiones colosales. Hace tiempo que ya no se provoca así, Gene, cuéntanos algo que no sepamos, mójate si realmente quieres/sabes hacerlo. O de lo contrario no grabes un disco porque nadie lo echará en falta.
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