“A los que nazcan más tarde” (BMG, 21) fue la primera colaboración entre el inclasificable y prolífico artista catalán Ramón Rodríguez con el músico de ambient David Cordero y el multi instrumentista Marc Clos. Una alianza pensada desde su concepción como tríptico, marcada por el trabajo a distancia, y que se expande ahora con esta segunda entrega donde ahondan en sus planteamientos intimistas y confesionales. Explicaba Rodríguez en relación a su último disco como The New Raemon, el celebrado “Coplas del andar torcido” (BMG, 20) que hace tiempo que no tiene nada que demostrar. Es la pura inquietud artística la que le lleva a mantener tan febril ritmo creativo. Y eso queda patente en este disco lleno de una melancolía cálida e introspectiva.
Las composiciones de esta segunda entrega se internan en ese territorio de trazas electrónicas sutiles y atmósferas evocadoras. El disco arranca con pianos mínimos, ritmos primitivos y ambientes misteriosos. “Mientras se pregunta en qué año murió el mundo…”, canta, en una propuesta emparentada con la delicadeza esencial de un Mark Hollis o incluso el último Joaquín Pascual. El pop de autor filosófico y sentido se expande en cortes como “Un impulso” o “Todas esas palabras”. Rodríguez da muestra de su capacidad interpretativa vocal en la doliente “Los molinos”: aquí no hay donde esconderse.
También se luce en la preciosa “Todo lo que conocemos”, donde brilla la versión slowcore del trío. Hay mayor ligereza melódica en “Sin apenas darnos cuenta”, y en “Hay combate” nos exhortan a no caer en el derrotismo pese a estar abocados a la derrota final. En definitiva, una propuesta insólita por estos pagos que busca la máxima expresividad con los mínimos elementos, y que confirma al trío como entidad muy a tener en cuenta.
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