Ash regresan a escena con nuevo álbum al uso, después de ese experimento denominado “A-Z” con el que decidieron publicar canciones únicamente en formato single (si bien luego fueron agrupadas en dos volúmenes tradicionales). En medio queda también el reciente “Lost Domain” (Atomic Heart/Sony Red, 14), sobresaliente estreno en solitario del vocalista Tim Wheeler con un estremecedor trabajo acerca de la enfermedad y posterior fallecimiento de su padre.
Auténticos supervivientes del Britpop, los norirlandeses no han cesado jamás en su actividad y, aún con altibajos, siempre han resultado satisfactorios para sus seguidores. “Kablammo!” no sólo cumple de nuevo con esas expectativas mínimas, sino que significa además la mejor entrega del grupo en casi una década, incluyendo auténticas destacadas entre los doce nuevos cortes.
Es el caso del resplandeciente trío inicial formado por un sencillo incontestable como “Cocoon”, el power-pop arrebatador de “Machinery” y una “Let’s Ride” de indisimulado aroma a Weezer. También cumple con creces el latigazo eléctrico de “Go! Fight! Win!” o la pegadiza “Hedonism”, además de esos medios tiempos armónicos que tan bien maneja el combo aquí representados por “Free” y la épica elegante de “Moondust” y “For Eternity”. Con tal nivel de aciertos hasta se perdona la inclusión de una pieza instrumental con tufillo a Muse como “Evel Knievel”, así como la puntal aparición de guitarrazos intrascendentes.
Será difícil que a estas alturas el trío repita la redondez -expeditiva o melódica- de “1977” (Reprise/Warner Bros, 96) o “Free All Angels” (Edel, 01), pero a cambio conserva el toque y se mantiene vigente y pasional. Una chispa capaz de prolongar el interés por la banda veinte años después de su estreno, en un reencuentro que se antoja placentero e incluso entrañable.
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