Las ganancias del concierto benéfico que los monos árticos ofrecieron en el Royal Albert Hall de Londres el 7 de junio de 2018 fueron íntegramente donadas a la ONG War Child UK. Alex Turner y los suyos repiten ahora la jugada destinando a la misma organización la recaudación obtenida por el presente doble LP, que recoge lo acontecido aquella noche, con el objetivo de ayudar a niños afectados por la guerra, cuya situación se ha agravado aún más a causa de la crisis del Covid-19.
20 pistas que recogen parte de los grandes cañonazos que han ido despachando a lo largo de su carrera, desde el gamberro y emblemático “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not”(2006) hasta el sosegado “Tranquility Base Hotel & Casino”(2018), con un especial énfasis en sus dos últimos discos; lo que también le otorga una buena cuota a “AM”(2013), su celebrada reinvención.
Tras entrar en calor con la acogedora “Four Out Of Five”, cuerdas y parches de batería se desgarran en la apoteósica “Brianstorm”, que generalmente se reservaban para los bises. Pero ¿qué está pasando? Los británicos terminan de hechizar a su público con la sublime intensidad de “Crying Lightning”, justo antes de golpearles con el reconocible riff de la exquisita “Do I Wanna Know?” su canción con más escuchas en Spotify (casi mil millones). La coreable “Why’d You Only Call Me When You’re High” convierte la jugada en un póker de ases, y cuando parece que la cosa no puede ir a más, cierran la Cara A del primer vinilo con “505” la joya oculta al final de su segundo disco “Favourite Worst Nightmare”(2007), probablemente una de las canciones más inspiradas de toda su carrera.
El peligro de empezar tan fuerte es que la cosa no puede ir a mejor, a pesar de eso, la banda, claramente en uno de sus mejores momentos (aunque no en uno de los más salvajes, desde luego) mantiene el máximo nivel a lo largo de su extensa duración. Destacan también la ralentizada pero exquisita versión de “Do Me A Favour”, la belleza de “Cornerstone”, la contundente interpretación de “Arabella”, la atmósfera lograda en “Tranquility Base Hotel & Casino”, la locura de “I Bet You look Good On The Dancefloor” o la rotundidad de “R U Mine”, cuyos riffs son capaces de seguir retumbando en tu cabeza largo rato después de los aplausos finales.
“Live at the Royal Albert Hall” es un gran trabajo y una noble iniciativa de una de las bandas insignia del indie rock de las últimas décadas.
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