Con este trabajo, el violinista español de sangre armenia y raíces libanesas aborda la que probablemente es su obra cumbre, osada en el concepto y resultona en la plasmación; una mixtura de obra propia y diversa, desde las czardas a lo andalusí, del pop, el rock y el rap a retazos la mística new age. Todo ello, por supuesto, preñado de la explosividad interpretativa que lo caracteriza, y que le permite pasar del ‘stacattazo’ limpio al más tierno de los lirismos. "Loucine", por ejemplo, es una lágrima resbalando lentamente por la mejilla, mientras que "Imen Dunnis" mueve todas las fibras del cuerpo. Malikian –el arte del disco es del afamado fotógrafo Anton Corbijn, por cierto: solo eso ya justifica la compra física– se ha rodeado además de una pléyade colaboradora que altera piezas propias con gusto para que el violín tricentenario de su anfitrión las pespuntee. "El todo" y "Concerto Grosso" con Kase.O, delicadeza pura en "Pa’ti" con Estrella Morente… ya se habían avanzado "The Rough Dog" junto a Serj Tankian de System Of A Down, y el tango "Nostalgias", casi noventa años de tradición desde la voz privilegiada de Charlo a la garganta cazallera de Andrés Calamaro. El álbum atesora además hermosas versiones de "El extranjero" de Bunbury, "Voglio vederti danzare" de Franco Battiato y "Los días de gloria" de Pablo Milanés, con sus autores entregados a la causa.
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