Nos venían anunciando la separación y ni tan siquieranos habíamos enterado. FIN. Tres obras (dos Epés y el Lp), tres portadas, tres letras: un mensaje. Le Mans nos dicen adiós, y, como era de esperar, lo hacen con elegancia e ingenio. "Aquí vivía yo" (espléndido título) es un nuevo disco -otro- para recordar. Para recordarles a ellos, primero, y a todos lo que significan y significaron, después. Cicatrices que nunca se cierran, heridas reabiertas, nostalgia de salón, amores perdidos, sonrisas de infelicidad... tópicos y estereotipos que, pese a todo, siguen capturando el alma -que no esencia- de una banda indiscutible.
¿La madurez definitiva? Bien, estaban obligados. Porque si la radiografía sonora apenas aporta cambios distanciadores con respecto a anteriores entregas, el concepto en sí mismo (ideas, letras, vivencias, hechos; también la intrumentación) nos enseña las cartas de una banda en continuo proceso de reflexión y aprendizaje. ¿Ñoños? ¿Cursis? Es posible. Aun así, algunos preferimos girar la moneda y creer en Le Mans y sus conmovedores tratados sobre melancolía y tristezas infinitas.
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