Cuando “April” llegó a mis manos me acordé de Red House Painters, pensé en “Ocean Beach” y en algunas sensibles y bien instrumentadas canciones que brillaban en la anterior aventura de Mark Kozelek. No iban a ir por ahí los tiros. Kozelek, con Bonnie “Prince” Billy a los coros, ha hecho otro disco de folk aburrido (y ya van tres) que recuerda a una suerte de Eddie Weeder cansado.
Las canciones se hacen eternas y tras los primeros veinte segundos del tercer corte ya asumes que no habrá punto de inflexión, que el arpegio con el que empiece cada tema te va a acompañar durante seis o diez minutos hasta que la sentida voz de Kozelek, que transmite a la perfección la tristeza que envuelve a este disco, se tome un descanso.
El ex Red House Painters canta sobre corazones rotos, amigos perdidos y muerte en hospitales. Las penurias de Kozelek pretenden convertirse en las tuyas y si te tomas varias copas en compañía de “April” puede que el proceso de empatía lírica se complete satisfactoriamente.
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