El arranque de los ochenta fue una época en la que Brian Eno decantó claramente sus inquietudes musicales hacia la definición de la música ambient. Después de haber alcanzado el súmmum del estatismo atmosférico en el insuperable “Ambient 4/On Land” (1982), el espeleólogo británico se embarcó en un viaje espacial, acorde con sus ansias por describir las posibilidades expresivas de su receta. Así fue con “Apollo: Atmospheres And Soundtracks”, trabajo ideado como banda sonora de un documental sobre las misiones que la nave Apolo realizó en la luna.
Durante la concepción del tono adecuado, Eno se dio cuenta de que los astronautas de las misiones escuchaban música country durante las mismas. En esta imagen de cowboys del espacio (no confundir con el film de Clint Eastwood…), es donde su alianza con Daniel Lanois alcanza los picos más emotivos de todas sus diferentes colaboraciones a lo largo de los tiempos. Y es que en el trío de ases conformado por “Weightless”, “Silver Morning” y “Deep Blue Day” es donde este trabajo escapa de la inmensidad oscura del resto del viaje. Y más con una pieza como esta última, quizá la más famosa de entre todas las composiciones ambient de Eno. No en vano, formó parte de la banda sonora de “Trainspotting”.
En el maridaje entre el sintetizador polifónico de Eno y la pedal steel de Lanois, “Apollo” cobra un grado de significancia mayor, aunque sus acompañantes de expedición resultan básicas para establecer una frontera metafórica por medio de la abstracción gaseosa de “Signals” y de auténticas pesadillas espaciales como “Matta”.
En definitiva, uno de los picos creativos de Brian Eno, y eso es decir mucho. Una pena que los extras de esta reedición no aporten mucho más que una simple contextualización de lo ya conocido.
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