Hacía mucho que un disco no se mantenía fresco durante tantos días seguidos en mi cadena de música. Justo ahora, cuando curiosamente los álbumes se evaporan de nuestras vidas a las primeras de cambio, “Animals In The Dark” se enfrenta a ello con fuerza.
Como un predicador que reivindica la validez del blues más profundo y visceral, el de Iowa exprime sus facultades y posibilidades como nunca en su quinto trabajo. De timbre rocoso y áspero, Whitmore se expresa con un minimalismo y una desnudez que encajan a la perfección en su universo de almas confusas y víctimas dolidas. Así pasa del gospel trotón de “Mutiny” a la íntima y ceremoniosa “Who Stole The Soul”, con su chelo lacrimógeno, dejando caer por el camino perlas tan brillantes como “Johnny Law”, que se acerca al country deudor de Johnny Cash; piezas como las favoritas “Old Devils” o “Hard Times”; una “Lifetime Underground” en la que reaparece su viejo compañero el banjo, antes omniprsente, o “A Good Day To Die”, que presenta un mensaje contradictorio: la muerte y la esperanza abrazados por la cintura. En resumen, Whitmore, con esa frondosa barca como inevitable seña de identidad de los mejores cantautores estadounidenses, traza maravillosas líneas de realismo sonoro, rudo como la primera Alela Diane (giraron juntos) y con un pasado curtido en mil batallas que no hace sino enriquecer una emocionante y tremenda propuesta.
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