No se suelen encontrar muchas dudas sobre el impacto de “Dilate” y lo que el disco supuso para la carrera de Ani DiFranco. La obra que definitivamente la confirmó como una realidad en la música norteamericana, curiosamente con un estilo atípico para su época, combinando folk, grunge, funk, blues y cualquier cosa que se le pasara por la cabeza y que pudiera tocar con su guitarra acústica. Era el octavo trabajo de su trayectoria, pero la paciencia fue clave para que traspasara esa barrera entra la artista de gueto y la de impacto internacional. Ani ofreció en “Dilate” una nueva perspectiva de la música folk hecha por mujeres, en la que la habitual vulnerabilidad se combinaba con una fuerza y un espíritu revolucionario herederos del movimiento riot grrrrl.
Cargado de magia desde el principio, solo los dos primeros temas ya te ponen en tu sitio. “Untouchable Face” es hipnótica. Cruda. Con ese estribillo donde la ira y la resignación se encuentran con el sarcasmo. “Fuck you and your untouchable face”. En cambio, “Outta Me, Onto You” es agresiva desde sus primeros segundos, con un aroma funk permanente que no la aleja demasiado de algunos momentos de Red Hot Chili Peppers, y demostrando el por qué es una de las grandes guitarristas acústicas de la historia. Con una producción minimalista, que no insuficiente, el disco sabe aprovechar también pequeños detalles electrónicos que solo ponen la guinda al trabajo a las seis cuerdas de Ani y a unas eficaces percusiones.
Pero también hay que destacar el poder lírico del trabajo. DiFranco aborda un tema tan universal como las relaciones desde una perspectiva increíblemente personal, casi única. Habla de ira y amor, de desesperanza y aceptación, y lo hace todo a la vez. Profundiza en las relaciones interpersonales sin ningún interés en ponerse en el lugar del otro. Bastante tiene ya con cargar con lo suyo. Y eso la hace tremendamente atractiva e infaliblemente adictiva. Incluso cuando se sale de la temática general del álbum, como en “Napoleon” para hablar de un músico que se vendió para obtener el éxito, nos está hablando de ella misma y sus propias luchas morales internas, explorando su actitud hacia la honestidad y la integridad. Invitando, como en todas las canciones, a que el oyente se enfrente a sí mismo. Una dualidad que también se mantiene en el sonido. La mente del ser humano es compleja, contradictoria. Y Ani aquí también lo es de manera consciente. Intenta mantenerse tradicional a un género que adora, pero no olvida experimentar, convirtiendo el disco en una experiencia sensorial completa. De diez.
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