No hay nada como encontrar tu sonido y estar a gusto con él. Y esto es lo que le ha sucedido al dúo australiano Angus & Julia Stone, quienes este otoño han regresado con su cuarto disco “Snow” (Pias, 17). Un trabajo que, tras tres años de silencio desde el lanzamiento de su tercer álbum homónimo, sigue las mismas líneas que han ido dibujando a lo largo de su trayectoria. Más allá, por eso, de que para esta ocasión el dúo haya compuesto por primera vez la totalidad del disco de una manera conjunta. Algo incitado por Rick Rubin, el productor tanto de este disco como de anteriores. Pero el caso es que las equis de la ecuación continúan siendo las mismas. Los hermanos nacidos en Aussie siguen apostando por ese indie folk con ciertos toques pop y de carácter naíf que encandiló al público des de su debut con “A Book Like This” (07). Un sonido cercano, de matices cálidos y de tempos relajados que destaca por sus melodías lánguidas y el constante juego de voces entre el dulce y agudo timbre de Julia Stone y el roto y profundo de su hermano Angus.
De todo ello son ejemplo tanto las canciones más acústicas del disco, como "Nothing Else", como aquellas que aceleran algo el ritmo, como "Chateau". Pero, al fin y al cabo, el repetir la fórmula no siempre es sinónimo de éxito. Y es que al escuchar el nuevo trabajo del dúo parece que la hayan gastado. En muchos momentos el disco resulta algo llano y monótono, como si todas las canciones realmente sonaran igual entre ellas y, estas mismas, igual a las que han formado parte de otros trabajos. Y, con ello, esto acaba dando la sensación de que aquel universo que funcionó tan bien hace unos años ahora carece de esencia.
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