Big Time

De entre todas las alternativas posibles para planificar un verano, Angel Olsen nos propone bajar de revoluciones con un proyecto insultantemente bello que aboga por el desacelere y por la calma. Erróneamente podríamos acusar a este “Big Time” (Jagjaguwar, 22) de ser un disco poco atrevido o moderadamente arriesgado, pero ¿es que a caso no es valiente cancelar el ruido externo en favor de dedicarnos un ratito a nosotros mismos y alejarnos de ese torbellino de impaciencia y caos que es nuestro día a día?

Con la mirada puesta en las grandes voces del sonido más tradicional de Estados Unidos, la de Asheville nos sugiere en este sexto LP la emocionante posibilidad, dentro de un universo paralelo, de imaginárnosla como protagonista principal de aquel famoso concierto en la prisión de Folsom. Desprovista de florituras o adornos extravagantes, Olsen se apoya ahora en un country alternativo para abrirse en canal a través de diez pistas teñidas y marcadas por dos acontecimientos cruciales en su vida reciente y que han protagonizado su devenir personal en los últimos años: su declaración pública como miembro del colectivo LGTBI y el fallecimiento de sus padres. Es precisamente por esta carga emotiva tan destacable (y a pesar de que Olsen tan solo se encuentre en la mitad de su treintena) que este álbum puede ser fácilmente considerado la obra de su vida.

A caballo entre la cotidianidad y la épica, Olsen nos concede el honorable permiso de transitar por un relato doloroso pero al mismo tiempo, curiosamente luminoso (que fácilmente puede convertirse en la banda sonora de nuestras inminentes e interminables tardes de verano), donde simplifica con elegancia y sofisticación el leitmotiv del álbum desde el primer verso que nos entrega a modo de declaración de intenciones: “I can’t say that I’m sorry when I don’t feel so wrong anymore”. Gracias a esta pertinaz catarsis que envuelve los diez descorazonadores capítulos del álbum, nos damos cuenta de que a la artista de Carolina del Norte no solo se le da de fábula moverse como pez en el agua entre géneros inéditos para ella (siendo este revivir del folk de raíz su proyecto más ambicioso), sino que también observamos cómo su carismática escritura se ve salpicada por todas sus vivencias e impulsa sin remedio su talento lírico a un siguiente nivel.

De la auto-aceptación (“All The Good Times”), al romance de estar por casa (“Big Time”), hasta desembocar en la máxima expresión de aflicción confesa (“This Is How It Works”), comprobamos cómo definitivamente Olsen no nos concede un respiro a lo largo de su profundo discurso, perfectamente cohesionado entre sí gracias a ese precioso juego de arreglos de cuerdas, a pachas entre riffs acústicos y las tórridas briznas que despliegan las notas de ese evocador pedal-steel. Una sucesión de capas, minimalistas pero excelsamente cuidadas, que culminan con el que sea probablemente el corte más especial del álbum, “All The Flowers”, donde la voz de la cantautora estadounidense nos muestra un nuevo registro (arrebatadoramente similar al de Vashti Bunyan), haciendo con ello imposible que no terminemos empañando nuestras miradas con colosales lágrimas.

El atemporal atractivo de sus cálidas piezas y el encomiable esfuerzo que Olsen realiza por compartir con nosotros este amargo y tormentoso tramo de su vida a través de una belleza sin igual nos obliga a caer sin oposición ante el que sea probablemente su mejor álbum hasta la fecha, sin mencionar que tan solo pueda tratarse de un nuevo punto de partida en su carrera que por descontado marcará con esplendor y carácter sus sucesivas entregas.