Brutal. El nuevo zarpazo del cuarteto de Zarautz asusta de lo bueno que es. Siguen afilando las guitarras como nadie, a la vez que dotan a las letras con una rabia tan especial (combinando crítica social con temas más personales) que ya podemos decir, sin tapujos, que son marca de la casa. Se confirma, una vez más, que Mikel Kazalis y los suyos son una garantía de calidad y de crudeza, esta vez más pronunciada incluso que en “Terapia” (2006).
No hay solos de guitarra, sí hay velocidad endiablada y ritmos repetitivos, doble bombo y voces guturales. Y un puñado de canciones, dentro de su variedad, impresionantes, tales como el adictivo “Noraino versus nondik” o el mejor del disco, “Arrain abisalak”, con su magnífico riff y ese ritmo tan pesado como el paso de un Mamut. Pero hay más: “Espirala”, efectiva a más no poder, “Droneak, gerra makurra” o “Amets fabrika”, que explican el porqué de la fidelidad del núcleo duro de fans de Anestesia.
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