Convenanza

Llega un momento en la vida en que es inevitable hacer balance, y eso es lo que hace uno de los hombres que definieron la escena electrónica en los 90, que ya va teniendo una edad. La ventaja que tiene el británico es que puede hacerlo con su nuevo disco.

“Convenanza” es su primer trabajo propiamente dicho desde 2009. Una cosecha que podría parecer más que exigua, si no fuera por su dispersa hiperactividad en labores de remezclas -su gran especialidad- producción, proyectos paralelos, gestión de sellos y como DJ. (Por si no tuviera suficiente, lleva años comisariando un festival en Carcassonne, Francia, precisamente bautizado como Convenanza). Un tipo inquieto, vamos.

Los salvajes 90 que comenzaron con aquel hedonista remix del “Hallellujah” de Happy Mondays o el “World in Motion” de New Order -mención aparte merecen el explosivo encuentro entre guitarras incendiarias y dance de “Soon” de My Bloody Valentine o el seminal “Screamadelica”- así como los experimentos dub con The Sabres of Paradise quedan ya lejos, y Weatherall tiene asumido que no ha habido ningún plan maestro. Que ha sido la intuición la que le ha traído hasta un lugar equidistante entre el prestigio de ciertos nombres de la electrónica y el festivaleo de éxito.

La oscura psicodelia electrónica y funk de “Frankfurt Advice” y “The Confidence Man” -ésta, con su sorprendente regusto melódico a The Wall de Pink Floyd- sienta las bases de un álbum compuesto con su habitual colaboradora Nina Walsh, y que resulta tan denso como entretenido. Atravesado por evidentes influjos de post-punk (siempre en zona de confort, cierto), Weatherall se permite referencias crípticas y cultas a autores de literatura centroeuropea del siglo XX, como Robert Walser. Pero aquí no hay vocación de vanguardia, sino más bien sólidas composiciones pop con irresistibles bajos y abstractas texturas electrónicas. El disco termina de la mejor manera con la crepuscular “Ghosts Again”, que pone en valor la faceta de compositor y cantante de Weatherall.