Scott Walker dedica seis líneas a describir su última grabación, cuatro piezas sin título concebidas y escritas para ser interpretadas junto a una coreografía suponemos que tan angustiante como la música que la acompaña.
En las seis líneas escritas por Walker el compositor explica que “a consecuencia del volumen y la forma de nuestros cuerpos concebimos el mundo de una forma u otra muy diferente”. “And Who Shall Go To The Ball…” es una reflexión musical sobre el movimiento humano en un mundo lleno de música entrecortada, definida a través del grito entrecortado del stacatto y de los ruidos que aparecen y desaparecen con tanta insistencia como imprevisibilidad. La nueva obra de Walker se hunde un poco más en los laberintos complejos y terroríficos de sus últimos veinte años de indagación musical: en las pesadillas de estas cuatro piezas extensas, difíciles y agresivas (también en sus instantes más relajados, como la primera pieza) se reflejan los fantasmas de “Tilt” (Drag City, 95), los desvaríos de “The Drift” (4AD, 06) y de forma muy especial las imágenes incomprensibles –y aún así escalofriantes– de “Pola X” (Léos Carax, 1999), a las cuales Walker complementó con una banda sonora superior al filme.
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