...And Star Power
DiscosFoxygen

...And Star Power

9 / 10
Don Disturbios — 03-10-2014
Empresa — Jagjaguwar/Popstock!
Género — Rock

Se veía venir. La cabra siempre tira al monte y estaba más que cantado que, tras el éxito cosechado con su anterior álbum, Jonathan Rado y Sam France tirarían por el sumidero cualquier posibilidad de hacer un álbum continuista en el sentido más pop y asimilable por oídos de todo pelaje y condición. Se veía venir que a ellos, lo que realmente les iba a poner de verdad, era echar mano del manual de psicodelia profunda, para parir un engendro mayestático que te dejara una enorme cara de pasmo, mietras decidías si te cagabas en la madre que los parió directamente, o por el contrario los encumbrabas a los cielos de esos pocos elegidos que se permiten hacer lo que les da la gana sin pensar más que en ellos mismos y la gamberrada sónica que estaban perpetrando. Claro que ejemplos de discos alucinados hay muchos y además de artistas tan variados como Flaming Lips, Spirit o Lou Reed, por no hablar de ese referente ineludible de lo raruno que fue y sigue siendo Syd Barrett. A todos ellos le deben Foxygen el hecho de haber estado antes que ellos con la misma actitud de tripi alucinado. Bueno, a ellos y a gente inclasificable como Captain Beefheart y su “Safe As Milk”, o ese mago de cachibaches cargados de válvulas, ahora casi prehistóricos, llamado Tood Rundgren. Un genio capaz de parir una perla como “I Saw The Ligh” en quince minutos, para luego sacarse de su gorro de mago artúrico un álbum tan brillante e inclasificable como “A Wizard A True Star”, con el que este doble álbum de Foxygen tendría algunos paralelismos.

Con semejante introducción espero que empieces a tener claro los parámetros bajo los que se mueve esta obra catedralicia y empieces a vislumbrar que de introducirte en ella lo debes hacer sin buscar  donde cogerte  –sobre todo en el segundo Cd- aunque haya momentos en los que Foxygen vuelven a ser esa banda de pop psicodélico de baja fidelidad y actitud rematadamente indie, con canciones tan tatareables como incluso cómodas. Temas como el single “How You Can Really”, “Flowers” o “Canibal Holocaust” te darán la oportunidad de agarrarte a algo audible y te recordarán la enorme valía de su álbum anterior. Un respiro que te reparará algo de las aristas que se te irán clavando durante un viaje incómodo, en el que la locura danza de la mano de una dulce pesadilla, mientras un punteo imposible y deshilachado te martillea el cerebro. Entonces sabrás que no todo está perdido,  que todavía hay esperanza y puede que incluso haya gente con la suficiente paciencia y voluntad para embarcarse en semejante experiencia sónica. Porque podrá gustarte más o menos, eso está claro, pero no le podrás negar la belleza que desprende una insensatez tan desmesurada y hasta cierto punto clásica, pues sus referentes, ya mencionados, no hay que buscarlos en esta década, casi diría que ni siquiera en esta dimensión.

Y ahora mi veredicto: uno de esos discos incómodos de escuchar que acaban provocando una adicción insana traducida en cierto inicio de locura. Dulce locura.

Un comentario
  1. Los únicos genios del momento.

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