Año 1994. El “Dookie”, el “Smash” y el “Stranger Than Fiction” ven la luz y alcanzan lo más alto de las listas de éxito. El punk rock en su versión más melódica y accesible vende, y mucho. Y de alguna manera, estos tres discos –imprescindibles en cualquier discoteca que se precie, por cierto– allanaron el camino a muchísimas otras bandas del underground norteamericano como Rancid, que un año después, pegaron su primer y único pelotazo: “… And Out Come The Wolves” (Epitaph, 1995).
Este trabajo, ahora remasterizado y reeditado con motivo de su 20 aniversario con solo dos tristes temas extras como son las caras B “Blast’em” y “That’s Enterntainment”, era el tercer disco de Rancid. Un par de años antes Tim Armstrong, Matt Freeman y Brett Reed se habían estrenado juntos con un primer trabajo homónimo –en el 2000 sacaron otro– y en el 1994 sacaron “Let’s Go”, ya como cuarteto, con el carismático Lars Frederiksen como segunda guitarra.
Los diecinueve temas de “And Out Come The Wolves”, algunos tan grandes como “Roots Radical”, “Time Bomb”, “Ruby Soho” y “Olympia WA”, conforman una obra tan crucial para la historia del punk rock digamos moderno como los tres citados más arriba. Su punk, tan callejero como festivo, tenía mucho de revivalista -deudora de bandas de los setenta como Ramones, The Specials y The Clash- pero al mismo tiempo era tremendamente original y rompedor. Su cóctel mezclaba de una manera única el punk, el pop, el ska, el 2tone y el rockabilly. Y en temas como “Junkie Man” iban un poco más allá, si cabe, y metían un poema de Jim Carroll -del que extraen el título del disco- y scratches.
Merece la pena recordar que Armstrong y Freeman, guitarra y bajista de Rancid, no eran precisamente nuevos en esto del punk rock. Antes de montar Rancid ya daban guerra con Operation Ivy, felices en su circuito, con su gente, frecuentando la mítica 924 Gilman Street, algo así como la CBGB de la costa oeste. Este éxito, como el de sus colegas Green Day, les pilló por sorpresa.
Sus dos primeras referencias fueron auspiciadas por Epitaph, el sello del Bad Religion Brett Gurewitz, y con él publicaron también este “… And Out Come The Wolves” a pesar de recibir ofertas de varias multinacionales, que veían en bandas como Rancid un negocio lucrativo por el que merecía la pena apostar. Ellos se mantuvieron al margen, con una integridad a prueba de bombas digna de sus admirados Minor Threat, a los que rinden tributo en la portada de este disco, una clara adaptación a la icónica cubierta del EP homónimo de la banda de Ian Mackaye. Curiosamente, Armstrong y compañía se mantuvieron fieles a su sello de siempre, a sus orígenes, pero sorprendieron con un disco mucho más accesible. Nada que objetar.
Rancid han publicado hasta la fecha ocho largos, siempre siguiendo su propio camino, sin tropiezos, y siguen generando interés entre los nostálgicos y las nuevas generaciones de punkers, pero este “… And Out Come The Wolves” es y será su mejor disco. Leyendas vivas del punk rock.
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