Wary + Strange

En 2019, el prestigioso sello Smithsonian Folkways crea el súper grupo Our Native Daughters, integrado por Rhiannon Giddens, Amythyst Kiah, Leyla McCalla y Allison Russell que publica ese mismo año su disco de debut. La menos conocida de sus integrantes es Kiah, que se ve sorprendida por el éxito que supone la nominación de su canción “Black Myself” al Grammy a mejor canción de raíces de ese año. Aparentemente sus antecedentes hacen difícil que ella pueda triunfar como artista en solitario. Nacida en Chattanoga, aunque vive en Johnson City, no solo es una mujer negra cuya madre se suicidó, sino que sexualmente se ha definido rotundamente como queer, defendiendo los derechos de ese colectivo. Imaginen lo que debe suponer para el americano medio alguien queer apostando abiertamente por la música de raíces. Pues superando todos esos prejuicios ha llegado Amythyst a publicar este que para muchos es el primer álbum de su carrera en solitario, obviando “Dig” (13) o el EP “Amythyst Kiah And Her Chest Of Glass” (16), que coincide casi en el tiempo con su colaboración en el disco de Moby para Deutsche Grammophon interpretando “Natural Blues” mano a mano con Gregory Porter.

Considerada por muchos el testigo de una Tracy Chapman desaparecida del mapa, o la versión femenina de Michael Kiwanuka, “Wary + Strange” nos presenta a una artista en un punto de evolución óptimo, en el que canciones e interpretación van al unísono. Pronto, apenas como segundo tema del disco tras un tema introductorio, recupera “Black Myself” en una versión mucho más contundente y abiertamente rock que demuestra que en el álbum vamos a encontrar mucho más de lo que prevemos, quizá gracias a la destacable producción de Tony Berg (Amos Lee, Phoebe Bridgers) y al trabajo de músicos que han puesto sus instrumentos al servicio de gente como Prince, Alabama Shakes, Kamasi Washington, kd Lang o Father John Misty. Las letras son estupendas. No rehúye nada, ni siquiera sus problemas con el alcohol, a pesar de su juventud. Y, mucho menos, lo que supone ser negra en el Deep South, pero es que el imprevisible tratamiento instrumental acompaña. Esto no es un disco de raíces. Es un álbum global, difícil de clasificar –con algo de Ani DiFranco y a la vez de Sly and The Family Stone– de una artista que promete darnos muchas alegrías. Una de las sorpresas del año, seguro.