Las últimas sesiones de grabación que protagonizó Johnny Cash en la sala de estar de la casa de Rick Rubin dieron mucho de si. De hecho se concibió prácticamente una cincuentena de canciones que contaban únicamente con la voz y guitarra de este icono de la música contemporánea americana. A las pocas semanas Cash murió y Rubin se sumergió de lleno en unas sentidas tareas de post-producción que mantuvieran este material a la altura que el resto de sus grabaciones para American Recordings. Los temas que conformaron “American V: A Hundred Highways” fueron fruto de una selección de entre estas últimas grabaciones. En teoría el quinto capítulo debería haber significado el epitafio de Cash, pero no hubiera sido justo que quedasen para el olvido maravillas como la propia “Ain’t No Grave”, la última canción que grabó y una de las composiciones más emocionantes que podamos escuchar. También se han incluido “Satisfied Mind”, producida por él mismo, incluida en la banda sonora de “Kill Bill 2”, y la increíble versión del “Redemption Day” de Sheryl Crow. Lógicamente no se trata del mejor momento de Cash a nivel interpretativo por el complicado estado de salud por el que estaba atravesando, pero el resultado es más que digno.
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