Ero Bomb

Puede que casi cualquier cosa que ocurra en nuestra minúscula y particular escena pueda parecerse a un milagro. Obviamente, no a uno divino. Más bien a un milagro científico, matemático o estadístico. Pero si hay un momento significativamente extraordinario en la historia de la música con guitarras de nuestro país, ese es la irrupción de Ama Say en el mercado discográfico de 1993.

Los 90 fueron, también aquí, una época de cambio, riesgo e inventiva que se decantó tras la tóxica y dramática precipitación del anterior universo. La evolución nos llevó a abrir nuevas vías y a fortalecer la relación entre la música pop y nuestro idioma. Aventuras pioneras como Esan Ozenki ayudaron a construir una base sólida en la que las propuestas interesantes pudieran salir a flote.

Así, en 1993, desde Meatzaldea, una banda que ama a Pixies, Sonic Youth o Nirvana y que además canta en euskara, publica su debut. Que “Ikusi ditut umeak kalean ametsak akatzen” llegase a nuestros equipos de música puede equipararse a que de repente encontrasen vida inteligente a relativa poca distancia del planeta tierra. Solo que “Ikusi ditut umeak kalean ametsak akatzen” se corresponde con una buenísima noticia y el hallazgo de vida cerca de nuestro planeta habría que analizarlo con más detalle.

De acuerdo, ya había algo en Gipuzkoa. Bandas que habían escuchado, mucho, a Helmet, Jane’s Addiction, Red Hot Chili Peppers o Pixies, entre otros. Banda euskaldunes que trataban de escapar del constreñido ambiente de sus localidades natales sin esconder su procedencia. Pero claro, Meatzaldea, y los propios protagonistas así lo declaran en la hoja de presentación de su nuevo trabajo discográfico, no parecía el sitio más indicado para que algo como Ama Say viera la luz. Pero, afortunadamente, lo hizo.

Tras dos excepcionales discos la banda acabo retirándose a sus aposentos para regresar en 2010 de la mano de Bonberenea, agente luminoso y agitador al que no podríamos terminar de agradecerle jamás su buen hacer. Ahora, 12 años después, Bonberenea vuelve a agilizar una épica vuelta a escena de unos Ama Say cambiados y revitalizados. Gorka Molero (Non Demontre, Han, Yakuzi) y Txap suman sus respectivas guitarras a Ibon, Gontzal y Mikel para cerrar un EP de cinco canciones tan eléctrico como emocionante. Porque, ojalá, todas las vueltas fueran así.

“Ero Bomb” es un ejercicio de guitarras repleto de imaginativos arreglos que expanden Ama Say más allá del molde original, si es que ese objeto pudo haber existido alguna vez. Más que una vuelta o una fotografía de una segunda juventud “Ero Bomb” es una oleada brutal y vital de energía cósmica. Ama Say no necesita volver porque quizá su energía y su fascinante universo es algo eterno. “Ero Bomb” se abre con “Matria”. Una bomba de guitarras marcadas y ritmos pesados, metal chocando con metal, atmósfera humeante, eco y polvo de mina, sonidos de forja y fundición. “Egunero” nos ayuda a entender que estamos escuchando a aquellos Ama Say de aquellos primeros 90 pero en 2022. Con todo lo que conlleva. Afrontando el reciclaje, más que con valentía, con una seguridad pasmosa. “Noise-an behin” podría suponer la unión perfecta de las dos anteriores composiciones con el quinteto empeñado en ejercer de prestidigitador. En estas acude Paule, de Arima, para culminar la ceremonia. La cara b es para el corte que da título a trabajo. Un nuevo laberinto en el que querrás perderte, con un ritmo ceremonial e hipnótico, con vientos que parecen sonar desde el otro lado, con el drama disparado y la tensión por las nubes. “Izarrak zenbatzen”, corto y precioso pasaje nocturno y nihilista, cierra el nuevo ejercicio ganador de Ama Say.

“Ero Bomb” son cinco canciones que demuestran que si Ama Say quiere y encuentra energía, un nuevo disco grande es posible. Y es que en este EP hay tanto por vivir y sentir que su corta duración lo convierte en un artefacto tan mágico como cruel. Habrá que desgastarlo. Toca desgastarlo.