Felicilandia

No renuncia a sí mismo Alvarito Díaz en su vuelta a la larga duración convencional un lustro después. El representante de la inocencia y el juego en la música urbana underground latinoamericana vuelve a apostar por lo lúdico de la única forma que sabe, sintiéndolo todo por primera vez, como un adolescente al que le dan la mano en la escalera del Instituto, subiendo a clases después del recreo y le pasan una notita diciendo de verse a la salida. Alvaro Díaz abandona la ciudad de los niños tristes donde se escuchaba reggaeton triste y canalla para olvidar las heridas del corazón y se asienta en "Felicilandia", un lugar feliz donde hasta Randy Notaloca canta como si estuviéramos en 2010 en ‘OG BLACK’.

Álvaro Díaz, que es una debilidad personal, lo admito, desde aquel ‘Westside’ hasta ‘Diaz Antes’, ha contado en este álbum con más apoyo que nunca: nada menos que Feid y Rauw Alejandro, probablemente los dos nombres más en forma del reggaeton mainstream de la nueva generación. Y sí, ha firmado dos verdaderos temazos junto a ellos. También hay otros como ‘Gatillera’, ‘Online’ o ‘18+1’, realmente brillantes. Álvaro Díaz sabe ser original y convincente al mismo tiempo. Con él no funciona el dicho de “Si todo el mundo de la fiesta te está mirando es que vas mal vestido”. Sabe quedarse donde funciona. Por eso está con Universal, un gran sello, y tiene tres millones de oyentes mensuales en Spotify.

Sin embargo, sí que echo en falta que alguien que es capaz de firmar un tema como ‘Llori Pari’ de por fin con la tecla en los larga duración. ‘Díaz Antes’, como suma de EP’s es bueno, divertido y variado, pero no es sobresaliente. Tampoco lo es ‘Felicilandia’, a pesar de todo. Me gusta tanto Alvaro Díaz que quizá le exijo demasiado, quiero más y mejor. Mientras tanto, ya he escuchado el disco una docena de veces. Tampoco me voy a quejar, a pesar de todo.