Álvaro Díaz es uno de esos artistas que podrían ser unos casi desconocidos y moverse por los márgenes de la escena urbana pero que, afortunadamente, han logrado el reconocimiento que se merece, tanto dentro de la industria (colaboraciones con C. Tangana, Tainy, Fuego, Cazzu) como de cara al público (más de tres millones de oyentes mensuales en Spotify). Es complicado asociar la frescura y la originalidad al mainstream, signifique lo que signifique esta palabra para quien lea esto, pero Alvarito Díaz lo ha conseguido.
“Díaz antes” es un álbum que recoge sus dos EP’s del último año y pico (“Díaz Antes: Wavy para las babys” y “Diaz Antes: La ciudad de los niños tristes”) y ha añadido varios inéditos muy interesantes. El trabajo se presenta como si estuviésemos escuchando la radio en el coche, cambiando de dial por los diferentes estados de ánimo que se incluyen en el mismo. Desde el ritmo velocísimo de “Pro” hasta el romanticismo de “Marla Singer”, todo el disco lleva un acompañamiento conceptual, una radio en la que Álvaro Díaz es locutor, anunciante y artista. Un Juan Palomo divertidísimo que eleva un trabajo ya de por sí muy notable. “Díaz Antes” cuenta con un primer tercio animado y descarado, lleno de humor en forma de divertidas cuñas publicitarias que anuncian, por ejemplo, el “Gata Gangster Security System”, un programa para “reeducar” a hombres infieles para que “caminen por la orillita”, entre canciones tan buenas como “Todas mías” o “Dame un break”. Todo esto antes de cambiar de emisora y entrar en “Sadvarito Radio”, una intro que precede a “La ciudad de los niños tristes”, canciones más emocionales y melancólicas brilla igual, ofreciendo una versión más introspectiva de su mismo imaginario.
“Díaz Antes” también incluye temas como “Gongolí”, una canción de 2012 en la que Díaz coge el estilo de Calle 13 de “Entren los que quieran” y se lo lleva a su terreno, u otras piezas como “El último baile (Mía 5)” o “Lo que te duele”, con una leyenda como Yandel. Estamos ante un puzzle que ofrece un viaje por el repertorio de un artista versátil e inteligente, capaz de hacer música de mucha calidad disfrutando –aparentemente– de lo que hace. No esperen escuchar mucho reggaeton, Álvaro Díaz es un enamorado del hip hop en todas sus vertientes y el perreo no es su género favorito. Al contrario, si en algo destaca el puertorriqueño es en fundirse con los beats y subir y bajar a toda la velocidad con sus flows, más cercanos al trap tan atrevido de hace tres o cuatro años y que, por desgracia, cada vez se ve menos en un género urbano más rendido al pop. Alvarito Díaz se sitúa entre lo mejor de la escena latinoamericana más alternativa, pero lo importante de su obra no es su posición dentro de un todo, sino su persona artística en sí: atrevida, ágil y atractiva.
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