American Tunes
DiscosAllen Toussaint

American Tunes

9 / 10
David Pérez — 12-08-2016
Empresa — Nonesuch
Género — Soul

Hay imágenes y sonidos que tienen una marcada fecha de caducidad, una existencia efímera que es borrada rápidamente por otros que quizás te acompañen una larga temporada, hasta que llega otra brisa que vuelve a dejar nuevas huellas y vuelta a empezar. En cambio, hay escenas que se quedan pegadas en las retinas para siempre, ecos que jamás se apagan del todo…

Parece que fue ayer cuando Allen Toussaint cerró aquel mágico y último concierto en el madrileño Teatro Lara con la inmortal “Brickyard blues”. Poco más de ocho meses hace de aquello y ahora nos cae del cielo “American Tunes”, disco póstumo con esencia de no serlo, ya que no es el típico álbum al que nos tienen acostumbrados las discográficas oportunistas, formado por retales de una obra incompleta para pillar cacho tras la inesperada pérdida. Estamos antes un trabajo sobresaliente, rebosante de viva luz y elegancia, esa que acompañaba a Toussaint a cada paso. Todo cocinado a fuego lento y con mimo en su propio estudio, ideado y producido codo a codo con Joe Henry, amigo y compañero creativo que mejor ha sabido entender su música en los últimos años, con el que ya hizo tándem en su excelente “The River In Reverse” (06) junto a Elvis Costello y en el aclamado “The Bright Mississippi” (09). Le acompañan músicos de primer nivel, colaboradores habituales como Jay Belleroses y David Piltch, e invitados de la talla de Bill Frisell, Van Dyke Parks, Charles Lloyd o Greg Leisz.

Por “American Tunes” corre jazz, blues y soul, temas propios que fluyen como el Mississippi y desembocan siempre en las calles de su New Orleans natal, homenajeando a maestros como Louis Moreau Gottschalk o Earl King y con revisiones de Fats Waller, Paul Simon, Bill Evans, Duke Ellingtone y Earl Hines. Se palpan las raíces de la música americana, esa que corría por sus venas, la que bombeaba a su antojo al pulsar las teclas de su piano. Cada tema posee una factura impecable, clase y frescura que casi nadie alcanza, tejiendo entre estas catorce pistas una armonía unificadora que roza el milagro.

Los últimos surcos guardan esa frase del “American Tune” de Simon, perfecto broche de oro, que nos impacta a destiempo como el presagio amargo de una despedida, “Eso es todo, solo estoy intentando descansar un poco”. No, nunca descansará su música.

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