Estábamos deseando volver a coger olas psicodélicas en las playas de California y tostarnos al sol, recorrer las calles de Los Ángeles y bañarnos en el neón que ilumina los sueños y las pesadillas de América… Allah-Las han vuelto con su mejor disco hasta la fecha, “Calico Review”, una docena de canciones llenas de energía y personajes que conviven por las dos caras de la moneda de una ciudad que te puede dar o quitar todo tras un parpadeo.
La historia de estos músicos parece haberla escrito Nick Hornby, recordemos que tres de los miembros de la banda, Spencer Dunham (bajista), Mathhew Correia (batería) y Pedrum Siadatam (guitarra) se conocieron cuando trabajaban en Amoeba Music, una tienda de discos de Sunset Bulevard, creando la formación en un sótano próximo al mostrador de la tienda en 2008. El amor por el conocimiento de la música les ha permitido obtener un sonido que transmite una pasión genuina y en parte, en esos días de continua inmersión en un océano de vinilos y CDs, se gestó la eclecticidad y frescura de su propuesta. Así, en su disco homónimo “Alla-Las” (12), aparte de estar empapado de psicodelia y garage rock, encontramos un amplio abanico de géneros, desde tintes surf en la instrumental “Sacred Sand”, pasando por el jangly pop en “Vis-à-vis” o la bossa nova en “Ela Navega”.
Tras “Worship The Sun” (14), la continuación natural (con Nick Waterhouse de nuevo a la producción), consiguiendo un sonido más redondo y evocador pero perdiendo algo de pegada, llega con fuerza renovada este “Calico Review”, en el que suman nueva instrumentación con elementos como el melotrón, el theremín, la viola, el clavicordio y la dosis de magia añadida de haber grabado en el legendario Valentine Recording Studio, cerrado durante más de tres décadas, utilizando la misma consola con la que grabaron “Pet Sounds” los Beach Boys en el 64.
La voz de Miles Michaud, aterciopelada y venenosa a partes iguales, serpentea y susurra en la inicial e hipnótica “Strange Heat”, con Correia marcando el ritmo y la banda al completo fundiéndose y expandiéndose en cada surco. La melancolía resplandeciente continúa con “Satisfied” y alcanza su máxima expresión pop en el single “Famous Phone Figure”, con Michaud surfeando placidamente sobre la sesión de cuerdas.
La onírica “Warmed Kippers” es un corte lisérgico y pegajoso en el que cuesta entrar y más aún salir, compartiendo oscuridad, lluvia ácida y resaca con el cabaret de voces de “Autumn Dawn” y “Mausoleum”, en la que Lou parece acercarse al micro.
“Could Be You” es uno de los mejores cortes del álbum, suena a Velvet Underground (post-Cale) por los cuatro costados y reflota el espíritu de The Human Expression, batería y guitarras garajeras con sello propio que también arañan en “200 South La Brea”.
No estamos en la década de los 60 pero si cerramos los ojos, la tarde sigue cayendo en el estado de oro de la costa Oeste y respiramos sus avenidas, mar y arena en “High & Dry” o la fronteriza “Terra Ignota”, con punteos que tejen mil paisajes. Y el trayecto termina aparentemente con el marcado órgano de “Place In The Sun”, invitación que acelera e inicia la nueva búsqueda de un buen lugar al sol con quien ya sabes y vuelta a empezar.
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