“Joven” ha sido una palabra que ha rondado la presencia de Bada$$ desde que apareció en la escena, ya sea para elevarle como ocurrió con “B4.DA.$$” o picotearle como es el caso de “All-AMerikkkan Bada$$”, el neoyorkino no logra desvincularse del adjetivo. El esquema que se levanta a partir de dicho término es el siguiente: en un principio, era muy joven para hacer un álbum tan bueno y de tanto alcance como su primer largo; ahora, es demasiado joven como para hacer un trabajo que exige la madurez propia de la reflexión socio-política exclusiva de la veteranía intelectual. A esto, tenemos que sumarle el purismo de sus primeros fans, que tras respirar el pop que desprenden canciones como “Devastated” sólo han podido echarse las manos a la cabeza y llamarle vendido.
¿Algo más? Sí, pasando por alto esquemas rancios y perspectivas un tanto anquilosadas, Badas$$ ha hecho un buen álbum. No es de recibo torcer el gesto ante un rapero que vira hacía la corriente del mainstream, y mucho menos a estas alturas en las que el rap es prácticamente su sinónimo. Bada$$ tenía claro lo que quería hacer: “No solo me han puesto en la tierra para inspirar, también para despertar la conciencia de la gente”. Quizá ese sea el motivo que se esconde tras canciones más luminosas y comercializables como “Temptation” o “For My People”, quizá lo que opera tras ellas es el deseo de encajar la lucha contra el racismo y la desigualdad en la radiofórmula, “porque lo necesitamos, porque tenemos derecho”.
Así, su viraje no solo ha sido estilístico sino también intelectual. Ya no es el “joven” que explora su conciencia y su relación con el género, ahora, desarrolla el ámbito social de ésta mientras homenajea a Martin Luther King en “Land Of The Free”, planta cara al racismo en general con Styles P en “Super Predator”, o le pone nombre propio al recordar el asesinato perpetrado por un policía de Baton Rouge el pasado verano. Y pese a que el contenido lírico pueda ser criticado por falta de consistencia, no hay que olvidar que Bada$$ no es catedrático en política, es un rapero, postura que le permite animarnos a gritar “Fuck Donald Trump” en “Rockabye” sin que le tiemble el pulso, o a colar tres “K” en el título del álbum generando un irónico error que evoca un terrible significado.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.